domingo, 9 de octubre de 2011

El mestizaje en América

Nos acercamos a la fecha del 12 de Octubre y como no, vamos a tener otra vez en los titulares de prensa las típicas muestras de ignorancia que nos tienen acostumbrados en los últimos años. Aparecerán en los medios, los típicos marxistas hablando de genocidio, de millones de muertes, nos dirán que los españoles solo fueron a América a robar y a matar indios, como si fuese un deporte nacional pero claro, no nos explicarán cómo se llevó a cabo su cuento de ciencia ficción.

La realidad histórica es muy distinta a las pesadillas de algunos aunque en los países americanos la historia "oficial" siempre ha tratado de justificar unas fracasadas independencias tratando de presentarnos al español como genocida y ladrón. Por cierto, escribiendo estas palabras me vienen a la mente las obras del muralista comunista y propagandista Diego Rivera, un individuo que se le llenaba la boca hablando del mestizaje pero en cambio no dudaba en menospreciar la obra española en sus tierras, al mismo tiempo que idealizaba al caníbal azteca hasta el más profundo ridículo. Si alguno ha visto sus horribles pinturas en los muros del Palacio de Cortés en Cuernavaca (Mx), sabrá porque lo digo. Pocos países civilizados permiten destrozar un monumento histórico con semejantes mamarrachadas.

Volviendo al tema del mestizaje, el mestizaje es un hecho novedoso y único ocurrido en América. Algunos pretenden indicar que ya ocurrió en la Reconquista pero nada es más lejos de eso. Durante la reconquista española, no hubo mestizaje y los nuevos territorios que se iban incorporando a los reinos cristianos se iban repoblando con españoles del norte peninsular una vez expulsados los moros de esos territorios.

Pero... ¿cómo se produjo el mestizaje entre ambas sociedades? ¿qué lo motivó? estas y otras preguntas tienen respuesta en el fenomenal vídeo sobre el mestizaje en América.




sábado, 17 de septiembre de 2011

La dictadura de la minoría independentista en Cataluña

Las diez falacias sobre la política lingüística

El auto del TSJC sobre al Inmersión reaviva las mentiras de los nacionalistas.

1-El catalán es la lengua mayoritaria en Cataluña

Según las encuestas de la propia Generalidad, es la lengua habitual para el 35% de los ciudadanos de esta región. Un 10% menos que en 2003, cuando el Tripartito relevó a CIU en el Gobierno.

2-Las sentencias de los tribunales obedecen a reivindicaciones minoritarias de unas pocas familias

Las tres sentencias del Tribunal Supremo de diciembre de 2010 se refieren, efectivamente, a denuncias concretas de tres familias en particular. Pero no son las únicas familias que han mostrado su oposición a la política de inmersión lingüística. Desde los miles de profesores de secundaria que abandonaron Cataluña en los primeros Gobiernos de Pujol, la respuesta ciudadana a las políticas sobre la lengua del nacionalismo ha sido importante desde el punto de vista numérico. Baste citar el Manifiesto de los 2.300 de 1981 suscrito por intelecutales y profesores o, más recientemente, las 50.000 firmas recogidas por el presidente de Convivencia Cívica Catalana, Francisco Caja, en contra del sistema de inmersión.

3-La oposición a la inmersión responde a razones partidistas.

Al margen de lo dicho en el punto anterior, ocurre más bien al contrario. Han sido los movimientos nacidos en la sociedad civil los que han espoleado a los partidos políticos a tomar postura e incluso a nacer. De lo último da ejemplo la creación de Ciudadanos en 2006, fruto de una plataforma de intelectuales ajenos a las siglas partidarias, como Albert Boadella o Francesc de Carreras. Y de lo segundo se podrían citar muchos casos, pero hay una imagen que vale más que mil palabras: la de Alicia Sánchez Camacho junto a Francisco Caja presentando el pasado junio una instancia en la consejería de educación catalana para que su hijo sea educado en castellano y catalán. Un gesto que repitieron centenares de familias.

4-Se permite la educación en castellano

Para no decir la verdad, los nacionalistas suelen hablar de enseñar el castellano, en lugar de en castellano. El matiz no es superfluo, ya que lo primero se cumple en la actualidad. Basta con que se imparta la asignatura de Lengua Española, que forma parte del examen de selectividad, y sin ni siquiera llegar a la tercera hora que pretendió imponer un decreto del Gobierno central. Enseñar en castellano, por tanto, implicaría impartir en esa lengua varias asignaturas relevantes, como por otra parte se hace en los colegios de élite a los que acuden los hijos de muchos nacionalistas.

5-Los alumnos catalanes tienen un buen nivel de castellano.

Lo que tienen son unos buenos resultados en la prueba de selectividad. En unas pruebas que son mucho más fáciles que las de lengua catalana, pues así las diseñan las propias universidades de Cataluña, con autonomía para ello. Como relató en un artículo en ABC Xavier Pericay, en una de las pruebas se les daba a los examinados un texto de Miguel Delibes y se les hacía la siguiente pregunta: "Escriba todos los nombres de animales que se citan en el texto y clasifíquelos en aves y no aves". Juzgue el lector si es necesario estudiar todo un curso para terminar sabiendo distinguir a un gorrión de un perro. Por lo demás, si fuese cierto que el hecho de que los niños escuchen el castellano en la televisión o en la radio, además de en la calle, les hace competentes en ese idioma habría que preguntarse, por ejemplo, por qué los escolares ingleses se educan en la lengua de su majestad teniendo a mano la BBC.

6-La inmersión garantiza la cohesión social

No parece que lo haga si el niño cuyos padres quieren educación en castellano tiene que ser atendido al margen de sus compañeros. Tratamiento que consiste en explicaciones discrecionales en castellano por parte del profesor señalando al alumno del resto de sus compañeros. Al menos, así reconocen los nacionalistas que sucede. Tampoco si el que acaba de llegar a la región catalana, o está de paso, no puede expresarse oralmente y por escrito en la lengua vehícular de la enseñanza, o si hasta en los recreos se impone el catalán y se excluye el castellano.

7-Es un modelo integrador para los inmigrantes

Al margen de lo que ocurre en la escuela, el nacionalismo ha intentado extender la inmersión a otros ámbitos. Buena prueba de ello es la Ley de Acogida que el año pasado recurrió ante el Tribunal Constitucional la Defensora del Pueblo a instancias del entonces diputado José Domingo. La norma, aprobada con la oposición del PP y Ciudadanos, aseguraba que el inmigrante debe alcanzar las competencias básicas en catalán y castellano, si bien precisaba: "...el catalán, como lengua propia de Cataluña (el concepto que introdujo el nuevo Estatuto), es la lengua común para la gestión de las políticas de acogida e integración" y añadía "el aprendizaje lingüístico ofrecido por los servicios de primera acogida empieza por la adquisición de las competencias básicas en lengua catalana"

8-La señalización viaria respeta el bilingüismo

Los espectadores de LDTV recordarán la cara de pasmo del ex alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, cuando una redactora de esta cadena le preguntó por qué el consistorio prefería no cobrar muchas multas de tráfico a establecer una señalización bilingüe en la Ciudad Condal. El entonces primer edil, del PSC, atribuyó la pregunta a las obsesiones de determinada prensa y aseguró que nunca se le había quejado un ciudadano por esta cuestión. Lo cierto es que en Barcelona no se respeta el bilingüismo en las señales viarias y eso permite recurrir con éxito las multas.

9-El catalán no sobreviviría sin discriminación positiva

En este punto el nacionalismo no deja de caer en una cierta contradicción. Pues si el catalán necesita de la discriminación positiva para existir, como dicen, parece difícil sostener al mismo tiempo que ya es la lengua mayoritaria en Cataluña y que de ahí su preeminencia en la escuela pública.

10-Existen prácticas de discriminación del catalán, particularmente en los medios de comunicación

Cualquiera que haya frecuentado las ruedas de prensa políticas en Madrid habrá observado que el catalán es un idioma muy hablado en los corrillos. Algo lógico dada la gran cantidad de periodistas que trabajan en medios de Cataluña, muchos de los cuales emiten en la lengua catalana. Más allá de la anécdota, cualquier espectador de televisión en España puede escuchar declaraciones en catalán, convenientemente subtituladas, de protagonistas de la vida política o social. Por ejemplo muchas de las palabras públicas del entrenador del Barcelona, Josep Guardiola. Sin embargo, la obsesión por excluir el castellano llevó a TV3 a establecer en su libro de estilo que los mensajes de móvil con los que el público participa en determinados programas se tradujesen de manera automática al catalán.

(de LibertadDigital.com)

sábado, 23 de julio de 2011

El asesino noruego era masón

Ayer por la tarde, Noruega sufrió dos atentados sangrientos. El primero en su capital, en Oslo, en el centro y cerca de los edificios del gobierno. El segundo, en una pequeña isla llamada Utøya, unas dos horas después llevado a cargo por un loco que se hace pasar por policía.

Las primeras noticias indicaban que eran los terroristas islámicos, luego que era un noruego ultranacionalista y fundamentalista cristiano pero entre tanto bombardeo de información... aparece una foto extraida de su facebook en la que aparece el asesino con el mandil masón. No he leído o escuchado una sola referencia a su condición de masón ¿por qué? ¿no es politicamente correcto indicar que el asesino de Noruega es masón? Dudo que un "ultranacionalista y fundamentalista cristiano" cercano ideológicamente a los sectores nacional-socialistas de Noruega (sic), sea masón.

Si hay algo que tengo muy claro es que la ultraderecha es antimasónica, así ha venido siendo a lo largo de la história y ahora, por mucho que algún periodista progre lo pretenda, no lo va a poder cambiar. Dicho de otro modo, no me puedo creer que haya un masón de la ultraderecha, sería lo mismo que un judio en las SS.

Adjunto la foto del asesino, sacada de su facebook y publicada en el telediario de Antena 3 el 23/07/11 a las 3.00pm

martes, 12 de julio de 2011

España, campeona del mundo.

Se ha cumplido ya un año de la gesta sudafricana. Hace ahora un año, este país antes llamado España y llevado de la mano del inútil de Zp a la miseria, olvidó sus angustias y se unió en la alegría de la victoria deportiva.




domingo, 3 de julio de 2011

La herencia De las Casas

Por Pío Moa.

Según ella, la conquista y colonización de América y otras tierras fue un inmenso genocidio, mucho más sangriento y masivo que cualesquiera crímenes similares perpetrados antes o después en el mundo entero. Desde luego, las conquistas y contiendas españolas no fueron trabajo de monjitas, pero de ahí a la famosa leyenda media un gran trecho. Al supuesto legendario se añadió, durante el siglo XVIII, el de que España no habría significado casi nada para la civilización, especialmente en el pensamiento y la ciencia. El Siglo de Oro –mal llamado así desde este punto de vista– habría consistido esencialmente en barbarie y matanzas perpetradas contra europeos, americanos, filipinos y otros. Si bien, por fortuna, las víctimas terminaron por ajustar cuentas al país opresor, inquisitorial y oscurantista, reduciéndolo a la impotencia.

No conviene caer en paranoias. Al lado de estas tiradas, encontramos en otros países europeos y en Usa actitudes mucho más ponderadas y apreciativas. Es más, a menudo han sido estudiosos extranjeros quienes han sacado a la luz logros históricos españoles que habían permanecido menospreciados u ocultos para los propios hispanos; aparte de que cada país tiene también sus leyendas negras, mejor o peor justificadas. No obstante, en el caso español ha prevalecido la propaganda denigratoria con una intensidad excepcional, y los estereotipos difundidos en el exterior han terminado por ser aceptados con más o menos amplitud en la misma España.

Ya durante la Ilustración empezaron a circular los estereotipos propagandísticos. Al principio se aceptaba la excelencia del siglo XVI, al contrario que la del XVII, pero pronto el primero fue englobado en la descalificación. Según Feijoo, "los conquistadores llenaron España de riquezas después de inundar América de sangre", como si de un país inundado de sangre pudiera sacarse alguna riqueza, aparte el botín del primer momento; y Cadalso, aunque muy patriota, acusaba a los Austrias, bajo los cuales alcanzó España su hegemonía y mayor brillo cultural, de derrochar la fuerza del país en empresas absurdas y contrarias a los intereses españoles. Muchos recursos debía de tener la nación para durar tanto tiempo semejante derroche. Comenzaba la interiorización de la Leyenda negra, que llegaría a su ápice en el siglo XX, reforzada por el marxismo. Gran parte de las glorias del Siglo de Oro habrían consistido realmente en crímenes horrendos, de los que debíamos avergonzarnos, como afirmaban algunos gobernantes de la I República.

Bartolomé de las Casas.En Nueva historia de España he tratado este problema con cierta extensión, porque está en la base de muchas actitudes y políticas fallidas que han condicionado la historia de nuestro país en los últimos dos siglos, y ahora mismo la involución política a manos del PSOE. Julián Marías señaló agudamente el defecto decisivo de los socialistas: tenían una visión negativa de nuestra historia.

Como es sabido, la fuente de todos estos despropósitos no se halla en los protestantes ni en Francia, sino en la misma España, y destacadamente en Bartolomé de las Casas, cuya delirante Brevísima relación de la destrucción de las Indias he examinado en la estela crítica de Menéndez Pidal, uno de nuestros mejores historiadores de cualquier época. La obra de Las Casas es disparatada desde sus descripciones de aquellas tierras a sus estimaciones demográficas, pasando por la atribución que hace a los españoles de unas masacres que no han sido posibles ni en el siglo XX, con organizaciones muchísimo más nutridas y tecnificadas. Sin embargo, o quizá precisamente por tales exageraciones que desafían al sentido común, la obra de Las Casas ha sido difundidísima en Europa, e interesadamente creída. De ellas se nutre también de uno de los mitos más dañinos de los últimos dos siglos, el del buen salvaje, criadero de utopías, es decir, de totalitarismos. De ahí surgió asimismo el odio fanático de los llamados libertadores de América hacia los españoles –siéndolo ellos mismos–, acompañado de su pretensión de ser los representantes de las culturas prehispánicas, lo cual, por cierto, no llamó a engaño a los indios, que los conocían bien y simpatizaron con España, incluso lucharon activamente a su favor, por lo que fueron masacrados sin contemplaciones.

No puede criticarse demasiado a Las Casas por lo que escribió, pues sus efectos habrían sido mínimos si hubiera prevalecido hacia su obra una actitud racional. Pero no ha sido así. La veneración por el desbocado fraile tiene un aspecto psicológico: creer en la maldad sin límites del contrario suele resultar moralmente reconfortante y justificador de las propias acciones, máxime si intervienen en la creencia intereses prácticos. De ahí la tendencia a mantener el mito y a descalificar a cuantos lo pongan en duda. No puede extrañar que el historiador stalinista Tuñón de Lara considerase a Las Casas la auténtica gloria de España, frente a quienes expandieron nuestra cultura por el orbe (expansión de la que el mismo Tuñón no tenía reparo en beneficiarse). Esta apreciación ha cundido igualmente en la derecha. Y la percibimos en los Fidel Castro, Chávez y numerosos dictadores latinoamericanos, cuya obsesión ha sido largo tiempo desespañolizarse (como indica el espurio término Latinoamérica, promovido por Francia y aceptado con fervor).

La denigración insistente de la obra de España implica el supuesto de que los denigradores representan una alternativa ética y política muy superior, pero la experiencia histórica indica algo muy diferente. Lo cual no extrañará mucho, habida cuenta de que sus actitudes se apoyan en una enorme distorsión de la historia.

jueves, 30 de junio de 2011

Anne Igartiburu con España

Hoy se ha publicado un artículo escrito por la propia Anne en el diario deportivo Marca. Se ha dicho bastante sobre ella, que si era independentista, que si era proetarra, etc... tal vez, ella como muchos vascos, no muestre su españolidad por miedo. Y es que en las tierras vascas, hay miedo, muchos vascos han emigrado de su tierra por culpa de los salvajes terroristas y sus perros. Adjunto el artículo de Anne Igartiburu y una foto con la bandera española. No creo que una independentista o una proetarra, llevase la bandera española ¿no os parece?

Siempre diré que estuve allí

El Mundial lo viví in situ en Sudáfrica. Pude ver los partidos de cuartos, semis y por supuesto la final! Fui hasta allí con mi mejor amiga, invitadas por Coca Cola, y fue una experiencia, lógicamente inolvidable. Sabíamos que estábamos viviendo algo difícilmente repetible y por ello, disfrutamos cada momento al máximo.

Conocimos el país, aprovechamos para hacer deporte y correr (estábamos preparando juntas el maratón de Nueva York). Pero eso fue lo de menos, el ansiado Día D, en cuanto llegamos al estadio al son del Waka-waka de Shakira, nos empezó a temblar todo el cuerpo por la emoción, menudos escalofríos, la piel de gallina completamente y una alegría increíble, porque por fin llegara el gran momento.

Fueron 120 minutos de lo más intensos que no olvidaré nunca. Cuando finalmente Iker levantó la copa, me dio por llorar de alegría y gritar como una posesa, como el resto de gente que teníamos alrededor. Y sólo sentí, no poder estar esa noche en Madrid para celebrarlo con la infinidad de aficionados y España en general, porque al salir del estadio, había que volver al hotel a varios kilómetros de distancia, y no fue lo mismo ni por asomo.

Me quedo con Casillas, Xavi, Villa y por supuesto Iniesta con su gol definitivo que ha sido el más emocionante y que mas he celebrado en toda mi vida, aunque para mi no fue el más bonito, porque (siempre con permiso de Andrés), el gol de Zidane en la Champions fue algo inmenso.

Además no puedo olvidarme de Vicente del Bosque, que supo mantener el equilibrio y la unidad de equipo hasta en los momentos más delicados de la competición. Sinceramente, va ser difícil pero La Rojita viene muy fuerte y quién sabe, puede que el próximo Mundial también sea nuestro. Lo que se vivió en España fue precioso y eso me lo perdí. Pero siempre podré decir: «Yo estuve allí».

domingo, 19 de junio de 2011

El arcabuz

La tercera parte de cada compañía de un Tercio estaba formada por los arcabuceros. Los arcabuceros de Carlos V pusieron fin a los dos modelos que hasta entonces habían dominado los escenarios europeos: la caballería noble francesa y los piqueros suizos, inaugurando el siglo de oro de los tercios. El emperador, agradecido, afirmó que:

“La suma de sus guerras era puesta en las mechas encendidas de sus arcabuceros españoles y que en lo más arduo de sus dificultades y combates, aunque sólo se viese rodeado de cuatro o cinco mil se consideraba por completo invencible, y arriesgaba, únicamente sobre el valor de ellos, su persona y su imperio y todos sus bienes”

Refiriéndose que el servicio de la arcabucería era de gran importancia y que con sólo ella muchas veces se había alcanzado la victoria.

En principio, el arcabuz estaba formado por un cañón, montado sobre un afuste de madera de un metro, aligerado hacia la boca de fuego y reforzado en la parte de la recámara, de modo que no hubiera peligro de estallido o sobrecalentamiento. La carga de pólvora estaba más o menos dosificada, y se disparaban balas de plomo cuyo peso era variable, ya que se las fabricaba cada arcabucero. Debían tener un cañón de una longitud cuatro palmos y medio de vara, y del calibre necesario para arrojar una pelota de, según el modelo, una onza o tres cuartos. Convenía que se dejasen sin bruñir, “para que no reluzca”, lo que les haría más visibles a distancia. Su alcance se situaba en torno a los cincuenta metros, aunque habitualmente se empleaban entre los quince y los veinte. No eran muy eficaces más allá de los veinticinco o treinta metros. Había arcabuceros que para tirar se metían casi debajo de las picas enemigas. El duque de Alba consideraba que a más de dos picas de distancia servían de poco y mandaba “que las primeras salvas, que suelen ser las mejores, se guardasen para de cerca”. Ello se debía a que cargar el arma era de por sí una operación compleja. Si se hacía en la excitación del combate, los riesgos de cometer algún error en las complicadas operaciones eran aún mayores, por lo que se pensaba que era más fiable un arcabuz cargado antes de que empezara la batalla.

Se recomendaba que la culata fuese recta, pero también las había curvadas, lo que dificultaba la puntería, que en ese caso se hacía apoyando el arma sobre el pecho, no en el hombro.

El procedimiento para usar el arma era el siguiente. En primer lugar, se echaba pólvora al cañón, y luego la bala. El conjunto se atacaba con la baqueta, inicialmente llevada sólo por los cabos, pero después por todos los hombres. Ésta era de madera al principio hasta que se generalizó el metal, siendo frágil. A continuación, se apretaba el gatillo, que hacía que la llave, llamada de serpentina, aplicara la mecha encendida a la cazoleta llena de pólvora. Ésta, al arder, incendiaba la que el soldado había introducido antes en el cañón, lanzándola. Posteriormente se adoptarían los cartuchos, que contenían tanto la pólvora necesaria para un disparo como el proyectil, lo que permitió aumentar la rapidez del tiro. Lo habitual era cargar el arma con media onza de pólvora y medir “con el segundo dedo de la mano derecha”, la longitud de la mecha que se ponía en el serpentín.

La munición se llevaba en una bolsa, aunque en combate el arcabucero acostumbraba a meterse un par de balas en la boca para cargar más deprisa, y la pólvora en dos frascos de distinto tamaño. El mayor, para alimentar el arma, el pequeño, para cebar la cazoleta. También podía ir repartida en saquetes colgados de una bandolera, los “doce apóstoles”, cada uno de los cuales contenía la necesaria para un tiro. El hombre se convertía de esta manera en un polvorín andante. no eran raros los accidentes que se saldaban con soldados literalmente volados o con quemaduras fatales provocadas por la ignición del material inflamable que llevaban encima.

El equipo o recado del arcabucero se completaba con un molde para fundir las balas. El soldado debía ser capaz, en caso necesario, de trenzar el mismo la cuerda. Naturalmente, al ser armas de mecha no se podían utilizar en tiempo lluvioso o de mucho viento, a la vez que de noche descubrían al tirador.

Otro de los inconvenientes de los arcabuces era su bajísima cadencia de fuego. Para acelerarla, a veces los soldados intentaban acortar el proceso de la carga, por ejemplo, no utilizando la baqueta, pero entonces, al no estar la pólvora suficientemente comprimida, el disparo perdía eficacia. Esta práctica, a pesar de ello, se mantendría mientras duraron las armas de avancarga. Si los arcabuces se disparaban con demasiada frecuencia en un corto espacio de tiempo, se recalentaban rápidamente, lo que también afectaba a su eficacia. Como cualquier otra arma, tenían su propío ritmo, y este era lento, se hiciera lo que se hiciera.

Todas estas limitaciones dictaban las condiciones de su empleo. por una parte, hacían aconsejable, sobretodo en terreno abierto, que no se utilizasen demasiado alejados de alguna fuerza dotada de armas de asta, alabardas o picas. De esta manera se intentaba proteger a los arcabuceros de un ataque de la caballería mientras cargaban sus armas, cuando se encontraban indefensos. De ahí que fuese recomendable, que las compañía de esta especialidad incorporaran alabarderos.

El arcabuz se adaptaba perfectamente a algunas de las características que se atribuían a los españoles. era una arma idónea para hombres de no gran estatura, nervudos y ágiles y se utilizaba sobre todo en despliegues relativamente abiertos y en destacamentos, golpes de mano, sorpresas y emboscadas, lo que requería iniciativa individual. Por estas razones se consideraba a los españoles los mejores arcabuceros.

Alcance eficaz: 25 metros.
Alcance máximo: 50 metros.
Cadencia de fuego: un disparo cada dos minutos.