domingo, 9 de octubre de 2011

El mestizaje en América

Nos acercamos a la fecha del 12 de Octubre y como no, vamos a tener otra vez en los titulares de prensa las típicas muestras de ignorancia que nos tienen acostumbrados en los últimos años. Aparecerán en los medios, los típicos marxistas hablando de genocidio, de millones de muertes, nos dirán que los españoles solo fueron a América a robar y a matar indios, como si fuese un deporte nacional pero claro, no nos explicarán cómo se llevó a cabo su cuento de ciencia ficción.

La realidad histórica es muy distinta a las pesadillas de algunos aunque en los países americanos la historia "oficial" siempre ha tratado de justificar unas fracasadas independencias tratando de presentarnos al español como genocida y ladrón. Por cierto, escribiendo estas palabras me vienen a la mente las obras del muralista comunista y propagandista Diego Rivera, un individuo que se le llenaba la boca hablando del mestizaje pero en cambio no dudaba en menospreciar la obra española en sus tierras, al mismo tiempo que idealizaba al caníbal azteca hasta el más profundo ridículo. Si alguno ha visto sus horribles pinturas en los muros del Palacio de Cortés en Cuernavaca (Mx), sabrá porque lo digo. Pocos países civilizados permiten destrozar un monumento histórico con semejantes mamarrachadas.

Volviendo al tema del mestizaje, el mestizaje es un hecho novedoso y único ocurrido en América. Algunos pretenden indicar que ya ocurrió en la Reconquista pero nada es más lejos de eso. Durante la reconquista española, no hubo mestizaje y los nuevos territorios que se iban incorporando a los reinos cristianos se iban repoblando con españoles del norte peninsular una vez expulsados los moros de esos territorios.

Pero... ¿cómo se produjo el mestizaje entre ambas sociedades? ¿qué lo motivó? estas y otras preguntas tienen respuesta en el fenomenal vídeo sobre el mestizaje en América.




sábado, 17 de septiembre de 2011

La dictadura de la minoría independentista en Cataluña

Las diez falacias sobre la política lingüística

El auto del TSJC sobre al Inmersión reaviva las mentiras de los nacionalistas.

1-El catalán es la lengua mayoritaria en Cataluña

Según las encuestas de la propia Generalidad, es la lengua habitual para el 35% de los ciudadanos de esta región. Un 10% menos que en 2003, cuando el Tripartito relevó a CIU en el Gobierno.

2-Las sentencias de los tribunales obedecen a reivindicaciones minoritarias de unas pocas familias

Las tres sentencias del Tribunal Supremo de diciembre de 2010 se refieren, efectivamente, a denuncias concretas de tres familias en particular. Pero no son las únicas familias que han mostrado su oposición a la política de inmersión lingüística. Desde los miles de profesores de secundaria que abandonaron Cataluña en los primeros Gobiernos de Pujol, la respuesta ciudadana a las políticas sobre la lengua del nacionalismo ha sido importante desde el punto de vista numérico. Baste citar el Manifiesto de los 2.300 de 1981 suscrito por intelecutales y profesores o, más recientemente, las 50.000 firmas recogidas por el presidente de Convivencia Cívica Catalana, Francisco Caja, en contra del sistema de inmersión.

3-La oposición a la inmersión responde a razones partidistas.

Al margen de lo dicho en el punto anterior, ocurre más bien al contrario. Han sido los movimientos nacidos en la sociedad civil los que han espoleado a los partidos políticos a tomar postura e incluso a nacer. De lo último da ejemplo la creación de Ciudadanos en 2006, fruto de una plataforma de intelectuales ajenos a las siglas partidarias, como Albert Boadella o Francesc de Carreras. Y de lo segundo se podrían citar muchos casos, pero hay una imagen que vale más que mil palabras: la de Alicia Sánchez Camacho junto a Francisco Caja presentando el pasado junio una instancia en la consejería de educación catalana para que su hijo sea educado en castellano y catalán. Un gesto que repitieron centenares de familias.

4-Se permite la educación en castellano

Para no decir la verdad, los nacionalistas suelen hablar de enseñar el castellano, en lugar de en castellano. El matiz no es superfluo, ya que lo primero se cumple en la actualidad. Basta con que se imparta la asignatura de Lengua Española, que forma parte del examen de selectividad, y sin ni siquiera llegar a la tercera hora que pretendió imponer un decreto del Gobierno central. Enseñar en castellano, por tanto, implicaría impartir en esa lengua varias asignaturas relevantes, como por otra parte se hace en los colegios de élite a los que acuden los hijos de muchos nacionalistas.

5-Los alumnos catalanes tienen un buen nivel de castellano.

Lo que tienen son unos buenos resultados en la prueba de selectividad. En unas pruebas que son mucho más fáciles que las de lengua catalana, pues así las diseñan las propias universidades de Cataluña, con autonomía para ello. Como relató en un artículo en ABC Xavier Pericay, en una de las pruebas se les daba a los examinados un texto de Miguel Delibes y se les hacía la siguiente pregunta: "Escriba todos los nombres de animales que se citan en el texto y clasifíquelos en aves y no aves". Juzgue el lector si es necesario estudiar todo un curso para terminar sabiendo distinguir a un gorrión de un perro. Por lo demás, si fuese cierto que el hecho de que los niños escuchen el castellano en la televisión o en la radio, además de en la calle, les hace competentes en ese idioma habría que preguntarse, por ejemplo, por qué los escolares ingleses se educan en la lengua de su majestad teniendo a mano la BBC.

6-La inmersión garantiza la cohesión social

No parece que lo haga si el niño cuyos padres quieren educación en castellano tiene que ser atendido al margen de sus compañeros. Tratamiento que consiste en explicaciones discrecionales en castellano por parte del profesor señalando al alumno del resto de sus compañeros. Al menos, así reconocen los nacionalistas que sucede. Tampoco si el que acaba de llegar a la región catalana, o está de paso, no puede expresarse oralmente y por escrito en la lengua vehícular de la enseñanza, o si hasta en los recreos se impone el catalán y se excluye el castellano.

7-Es un modelo integrador para los inmigrantes

Al margen de lo que ocurre en la escuela, el nacionalismo ha intentado extender la inmersión a otros ámbitos. Buena prueba de ello es la Ley de Acogida que el año pasado recurrió ante el Tribunal Constitucional la Defensora del Pueblo a instancias del entonces diputado José Domingo. La norma, aprobada con la oposición del PP y Ciudadanos, aseguraba que el inmigrante debe alcanzar las competencias básicas en catalán y castellano, si bien precisaba: "...el catalán, como lengua propia de Cataluña (el concepto que introdujo el nuevo Estatuto), es la lengua común para la gestión de las políticas de acogida e integración" y añadía "el aprendizaje lingüístico ofrecido por los servicios de primera acogida empieza por la adquisición de las competencias básicas en lengua catalana"

8-La señalización viaria respeta el bilingüismo

Los espectadores de LDTV recordarán la cara de pasmo del ex alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, cuando una redactora de esta cadena le preguntó por qué el consistorio prefería no cobrar muchas multas de tráfico a establecer una señalización bilingüe en la Ciudad Condal. El entonces primer edil, del PSC, atribuyó la pregunta a las obsesiones de determinada prensa y aseguró que nunca se le había quejado un ciudadano por esta cuestión. Lo cierto es que en Barcelona no se respeta el bilingüismo en las señales viarias y eso permite recurrir con éxito las multas.

9-El catalán no sobreviviría sin discriminación positiva

En este punto el nacionalismo no deja de caer en una cierta contradicción. Pues si el catalán necesita de la discriminación positiva para existir, como dicen, parece difícil sostener al mismo tiempo que ya es la lengua mayoritaria en Cataluña y que de ahí su preeminencia en la escuela pública.

10-Existen prácticas de discriminación del catalán, particularmente en los medios de comunicación

Cualquiera que haya frecuentado las ruedas de prensa políticas en Madrid habrá observado que el catalán es un idioma muy hablado en los corrillos. Algo lógico dada la gran cantidad de periodistas que trabajan en medios de Cataluña, muchos de los cuales emiten en la lengua catalana. Más allá de la anécdota, cualquier espectador de televisión en España puede escuchar declaraciones en catalán, convenientemente subtituladas, de protagonistas de la vida política o social. Por ejemplo muchas de las palabras públicas del entrenador del Barcelona, Josep Guardiola. Sin embargo, la obsesión por excluir el castellano llevó a TV3 a establecer en su libro de estilo que los mensajes de móvil con los que el público participa en determinados programas se tradujesen de manera automática al catalán.

(de LibertadDigital.com)

sábado, 23 de julio de 2011

El asesino noruego era masón

Ayer por la tarde, Noruega sufrió dos atentados sangrientos. El primero en su capital, en Oslo, en el centro y cerca de los edificios del gobierno. El segundo, en una pequeña isla llamada Utøya, unas dos horas después llevado a cargo por un loco que se hace pasar por policía.

Las primeras noticias indicaban que eran los terroristas islámicos, luego que era un noruego ultranacionalista y fundamentalista cristiano pero entre tanto bombardeo de información... aparece una foto extraida de su facebook en la que aparece el asesino con el mandil masón. No he leído o escuchado una sola referencia a su condición de masón ¿por qué? ¿no es politicamente correcto indicar que el asesino de Noruega es masón? Dudo que un "ultranacionalista y fundamentalista cristiano" cercano ideológicamente a los sectores nacional-socialistas de Noruega (sic), sea masón.

Si hay algo que tengo muy claro es que la ultraderecha es antimasónica, así ha venido siendo a lo largo de la história y ahora, por mucho que algún periodista progre lo pretenda, no lo va a poder cambiar. Dicho de otro modo, no me puedo creer que haya un masón de la ultraderecha, sería lo mismo que un judio en las SS.

Adjunto la foto del asesino, sacada de su facebook y publicada en el telediario de Antena 3 el 23/07/11 a las 3.00pm

martes, 12 de julio de 2011

España, campeona del mundo.

Se ha cumplido ya un año de la gesta sudafricana. Hace ahora un año, este país antes llamado España y llevado de la mano del inútil de Zp a la miseria, olvidó sus angustias y se unió en la alegría de la victoria deportiva.




domingo, 3 de julio de 2011

La herencia De las Casas

Por Pío Moa.

Según ella, la conquista y colonización de América y otras tierras fue un inmenso genocidio, mucho más sangriento y masivo que cualesquiera crímenes similares perpetrados antes o después en el mundo entero. Desde luego, las conquistas y contiendas españolas no fueron trabajo de monjitas, pero de ahí a la famosa leyenda media un gran trecho. Al supuesto legendario se añadió, durante el siglo XVIII, el de que España no habría significado casi nada para la civilización, especialmente en el pensamiento y la ciencia. El Siglo de Oro –mal llamado así desde este punto de vista– habría consistido esencialmente en barbarie y matanzas perpetradas contra europeos, americanos, filipinos y otros. Si bien, por fortuna, las víctimas terminaron por ajustar cuentas al país opresor, inquisitorial y oscurantista, reduciéndolo a la impotencia.

No conviene caer en paranoias. Al lado de estas tiradas, encontramos en otros países europeos y en Usa actitudes mucho más ponderadas y apreciativas. Es más, a menudo han sido estudiosos extranjeros quienes han sacado a la luz logros históricos españoles que habían permanecido menospreciados u ocultos para los propios hispanos; aparte de que cada país tiene también sus leyendas negras, mejor o peor justificadas. No obstante, en el caso español ha prevalecido la propaganda denigratoria con una intensidad excepcional, y los estereotipos difundidos en el exterior han terminado por ser aceptados con más o menos amplitud en la misma España.

Ya durante la Ilustración empezaron a circular los estereotipos propagandísticos. Al principio se aceptaba la excelencia del siglo XVI, al contrario que la del XVII, pero pronto el primero fue englobado en la descalificación. Según Feijoo, "los conquistadores llenaron España de riquezas después de inundar América de sangre", como si de un país inundado de sangre pudiera sacarse alguna riqueza, aparte el botín del primer momento; y Cadalso, aunque muy patriota, acusaba a los Austrias, bajo los cuales alcanzó España su hegemonía y mayor brillo cultural, de derrochar la fuerza del país en empresas absurdas y contrarias a los intereses españoles. Muchos recursos debía de tener la nación para durar tanto tiempo semejante derroche. Comenzaba la interiorización de la Leyenda negra, que llegaría a su ápice en el siglo XX, reforzada por el marxismo. Gran parte de las glorias del Siglo de Oro habrían consistido realmente en crímenes horrendos, de los que debíamos avergonzarnos, como afirmaban algunos gobernantes de la I República.

Bartolomé de las Casas.En Nueva historia de España he tratado este problema con cierta extensión, porque está en la base de muchas actitudes y políticas fallidas que han condicionado la historia de nuestro país en los últimos dos siglos, y ahora mismo la involución política a manos del PSOE. Julián Marías señaló agudamente el defecto decisivo de los socialistas: tenían una visión negativa de nuestra historia.

Como es sabido, la fuente de todos estos despropósitos no se halla en los protestantes ni en Francia, sino en la misma España, y destacadamente en Bartolomé de las Casas, cuya delirante Brevísima relación de la destrucción de las Indias he examinado en la estela crítica de Menéndez Pidal, uno de nuestros mejores historiadores de cualquier época. La obra de Las Casas es disparatada desde sus descripciones de aquellas tierras a sus estimaciones demográficas, pasando por la atribución que hace a los españoles de unas masacres que no han sido posibles ni en el siglo XX, con organizaciones muchísimo más nutridas y tecnificadas. Sin embargo, o quizá precisamente por tales exageraciones que desafían al sentido común, la obra de Las Casas ha sido difundidísima en Europa, e interesadamente creída. De ellas se nutre también de uno de los mitos más dañinos de los últimos dos siglos, el del buen salvaje, criadero de utopías, es decir, de totalitarismos. De ahí surgió asimismo el odio fanático de los llamados libertadores de América hacia los españoles –siéndolo ellos mismos–, acompañado de su pretensión de ser los representantes de las culturas prehispánicas, lo cual, por cierto, no llamó a engaño a los indios, que los conocían bien y simpatizaron con España, incluso lucharon activamente a su favor, por lo que fueron masacrados sin contemplaciones.

No puede criticarse demasiado a Las Casas por lo que escribió, pues sus efectos habrían sido mínimos si hubiera prevalecido hacia su obra una actitud racional. Pero no ha sido así. La veneración por el desbocado fraile tiene un aspecto psicológico: creer en la maldad sin límites del contrario suele resultar moralmente reconfortante y justificador de las propias acciones, máxime si intervienen en la creencia intereses prácticos. De ahí la tendencia a mantener el mito y a descalificar a cuantos lo pongan en duda. No puede extrañar que el historiador stalinista Tuñón de Lara considerase a Las Casas la auténtica gloria de España, frente a quienes expandieron nuestra cultura por el orbe (expansión de la que el mismo Tuñón no tenía reparo en beneficiarse). Esta apreciación ha cundido igualmente en la derecha. Y la percibimos en los Fidel Castro, Chávez y numerosos dictadores latinoamericanos, cuya obsesión ha sido largo tiempo desespañolizarse (como indica el espurio término Latinoamérica, promovido por Francia y aceptado con fervor).

La denigración insistente de la obra de España implica el supuesto de que los denigradores representan una alternativa ética y política muy superior, pero la experiencia histórica indica algo muy diferente. Lo cual no extrañará mucho, habida cuenta de que sus actitudes se apoyan en una enorme distorsión de la historia.

jueves, 30 de junio de 2011

Anne Igartiburu con España

Hoy se ha publicado un artículo escrito por la propia Anne en el diario deportivo Marca. Se ha dicho bastante sobre ella, que si era independentista, que si era proetarra, etc... tal vez, ella como muchos vascos, no muestre su españolidad por miedo. Y es que en las tierras vascas, hay miedo, muchos vascos han emigrado de su tierra por culpa de los salvajes terroristas y sus perros. Adjunto el artículo de Anne Igartiburu y una foto con la bandera española. No creo que una independentista o una proetarra, llevase la bandera española ¿no os parece?

Siempre diré que estuve allí

El Mundial lo viví in situ en Sudáfrica. Pude ver los partidos de cuartos, semis y por supuesto la final! Fui hasta allí con mi mejor amiga, invitadas por Coca Cola, y fue una experiencia, lógicamente inolvidable. Sabíamos que estábamos viviendo algo difícilmente repetible y por ello, disfrutamos cada momento al máximo.

Conocimos el país, aprovechamos para hacer deporte y correr (estábamos preparando juntas el maratón de Nueva York). Pero eso fue lo de menos, el ansiado Día D, en cuanto llegamos al estadio al son del Waka-waka de Shakira, nos empezó a temblar todo el cuerpo por la emoción, menudos escalofríos, la piel de gallina completamente y una alegría increíble, porque por fin llegara el gran momento.

Fueron 120 minutos de lo más intensos que no olvidaré nunca. Cuando finalmente Iker levantó la copa, me dio por llorar de alegría y gritar como una posesa, como el resto de gente que teníamos alrededor. Y sólo sentí, no poder estar esa noche en Madrid para celebrarlo con la infinidad de aficionados y España en general, porque al salir del estadio, había que volver al hotel a varios kilómetros de distancia, y no fue lo mismo ni por asomo.

Me quedo con Casillas, Xavi, Villa y por supuesto Iniesta con su gol definitivo que ha sido el más emocionante y que mas he celebrado en toda mi vida, aunque para mi no fue el más bonito, porque (siempre con permiso de Andrés), el gol de Zidane en la Champions fue algo inmenso.

Además no puedo olvidarme de Vicente del Bosque, que supo mantener el equilibrio y la unidad de equipo hasta en los momentos más delicados de la competición. Sinceramente, va ser difícil pero La Rojita viene muy fuerte y quién sabe, puede que el próximo Mundial también sea nuestro. Lo que se vivió en España fue precioso y eso me lo perdí. Pero siempre podré decir: «Yo estuve allí».

domingo, 19 de junio de 2011

El arcabuz

La tercera parte de cada compañía de un Tercio estaba formada por los arcabuceros. Los arcabuceros de Carlos V pusieron fin a los dos modelos que hasta entonces habían dominado los escenarios europeos: la caballería noble francesa y los piqueros suizos, inaugurando el siglo de oro de los tercios. El emperador, agradecido, afirmó que:

“La suma de sus guerras era puesta en las mechas encendidas de sus arcabuceros españoles y que en lo más arduo de sus dificultades y combates, aunque sólo se viese rodeado de cuatro o cinco mil se consideraba por completo invencible, y arriesgaba, únicamente sobre el valor de ellos, su persona y su imperio y todos sus bienes”

Refiriéndose que el servicio de la arcabucería era de gran importancia y que con sólo ella muchas veces se había alcanzado la victoria.

En principio, el arcabuz estaba formado por un cañón, montado sobre un afuste de madera de un metro, aligerado hacia la boca de fuego y reforzado en la parte de la recámara, de modo que no hubiera peligro de estallido o sobrecalentamiento. La carga de pólvora estaba más o menos dosificada, y se disparaban balas de plomo cuyo peso era variable, ya que se las fabricaba cada arcabucero. Debían tener un cañón de una longitud cuatro palmos y medio de vara, y del calibre necesario para arrojar una pelota de, según el modelo, una onza o tres cuartos. Convenía que se dejasen sin bruñir, “para que no reluzca”, lo que les haría más visibles a distancia. Su alcance se situaba en torno a los cincuenta metros, aunque habitualmente se empleaban entre los quince y los veinte. No eran muy eficaces más allá de los veinticinco o treinta metros. Había arcabuceros que para tirar se metían casi debajo de las picas enemigas. El duque de Alba consideraba que a más de dos picas de distancia servían de poco y mandaba “que las primeras salvas, que suelen ser las mejores, se guardasen para de cerca”. Ello se debía a que cargar el arma era de por sí una operación compleja. Si se hacía en la excitación del combate, los riesgos de cometer algún error en las complicadas operaciones eran aún mayores, por lo que se pensaba que era más fiable un arcabuz cargado antes de que empezara la batalla.

Se recomendaba que la culata fuese recta, pero también las había curvadas, lo que dificultaba la puntería, que en ese caso se hacía apoyando el arma sobre el pecho, no en el hombro.

El procedimiento para usar el arma era el siguiente. En primer lugar, se echaba pólvora al cañón, y luego la bala. El conjunto se atacaba con la baqueta, inicialmente llevada sólo por los cabos, pero después por todos los hombres. Ésta era de madera al principio hasta que se generalizó el metal, siendo frágil. A continuación, se apretaba el gatillo, que hacía que la llave, llamada de serpentina, aplicara la mecha encendida a la cazoleta llena de pólvora. Ésta, al arder, incendiaba la que el soldado había introducido antes en el cañón, lanzándola. Posteriormente se adoptarían los cartuchos, que contenían tanto la pólvora necesaria para un disparo como el proyectil, lo que permitió aumentar la rapidez del tiro. Lo habitual era cargar el arma con media onza de pólvora y medir “con el segundo dedo de la mano derecha”, la longitud de la mecha que se ponía en el serpentín.

La munición se llevaba en una bolsa, aunque en combate el arcabucero acostumbraba a meterse un par de balas en la boca para cargar más deprisa, y la pólvora en dos frascos de distinto tamaño. El mayor, para alimentar el arma, el pequeño, para cebar la cazoleta. También podía ir repartida en saquetes colgados de una bandolera, los “doce apóstoles”, cada uno de los cuales contenía la necesaria para un tiro. El hombre se convertía de esta manera en un polvorín andante. no eran raros los accidentes que se saldaban con soldados literalmente volados o con quemaduras fatales provocadas por la ignición del material inflamable que llevaban encima.

El equipo o recado del arcabucero se completaba con un molde para fundir las balas. El soldado debía ser capaz, en caso necesario, de trenzar el mismo la cuerda. Naturalmente, al ser armas de mecha no se podían utilizar en tiempo lluvioso o de mucho viento, a la vez que de noche descubrían al tirador.

Otro de los inconvenientes de los arcabuces era su bajísima cadencia de fuego. Para acelerarla, a veces los soldados intentaban acortar el proceso de la carga, por ejemplo, no utilizando la baqueta, pero entonces, al no estar la pólvora suficientemente comprimida, el disparo perdía eficacia. Esta práctica, a pesar de ello, se mantendría mientras duraron las armas de avancarga. Si los arcabuces se disparaban con demasiada frecuencia en un corto espacio de tiempo, se recalentaban rápidamente, lo que también afectaba a su eficacia. Como cualquier otra arma, tenían su propío ritmo, y este era lento, se hiciera lo que se hiciera.

Todas estas limitaciones dictaban las condiciones de su empleo. por una parte, hacían aconsejable, sobretodo en terreno abierto, que no se utilizasen demasiado alejados de alguna fuerza dotada de armas de asta, alabardas o picas. De esta manera se intentaba proteger a los arcabuceros de un ataque de la caballería mientras cargaban sus armas, cuando se encontraban indefensos. De ahí que fuese recomendable, que las compañía de esta especialidad incorporaran alabarderos.

El arcabuz se adaptaba perfectamente a algunas de las características que se atribuían a los españoles. era una arma idónea para hombres de no gran estatura, nervudos y ágiles y se utilizaba sobre todo en despliegues relativamente abiertos y en destacamentos, golpes de mano, sorpresas y emboscadas, lo que requería iniciativa individual. Por estas razones se consideraba a los españoles los mejores arcabuceros.

Alcance eficaz: 25 metros.
Alcance máximo: 50 metros.
Cadencia de fuego: un disparo cada dos minutos.

martes, 7 de junio de 2011

Cocoliztli y Matlazahuatl

Por Otto Schober del diario Zocalo Saltillo

La principal causa de la muerte masiva de los indígenas tras la conquista fueron las epidemias originadas en México no por las enfermedades traídas por españoles como se creía, según una investigación de la UNAM, a cargo del doctor Rodolfo Acuña, asegurando que las principales responsables del fenómeno fueron enfermedades “muy particulares” con “un origen muy oscuro” y que nada tenían que ver con la viruela, el sarampión o la peste, traídas por los españoles. Considero que la hipótesis original ha sido sostenida durante años por ser “la más cómoda para la ideología nacional, que la estableció como verdadera”.

El especialista ha desenterrado en los últimos años los archivos históricos de ciudades y edificios religiosos mexicanos con datos acerca de las enfermedades que a lo largo de la historia han afectado a la población local.

Con su labor ha concluido que 2 fueron las enfermedades más mortíferas para los indígenas, el cocoliztli y el matlazahuatl, y ninguna de ellas tiene un equivalente en la actualidad.

El cocoliztli (que significa “la gran plaga”) era una enfermedad letal que provocaba fiebre muy intensa, dolor de cabeza, tórax y abdominal, ansiedad y vómitos. Los enfermos, que en el 90% de los casos fallecía en 4 ó 5 días, se ponían amarillos, comenzaban a enloquecer y les salían úlceras por todo el cuerpo que les hacían sangrar.

Por su parte, el matlazahuatl (“la enfermedad con erupción”) también provocaba úlceras, pero era menos letal y menos contagiosa. La primera epidemia de cocoliztli reportada fue en 1545 y se calcula que, en apenas 3 años, provocó la muerte a entre el 70 y el 80% de la población indígena, que entonces oscilaba entre los 20 y 25 millones, según Acuña.

En total se han contabilizado 12 epidemias de cocoliztli y 12 de matlazahuatl que acabaron aproximadamente con el 90% de los habitantes de la zona. El investigador descubrió que ambas enfermedades afectaban principalmente a los indígenas, a pesar de que tanto la población autóctona como los colonizadores españoles convivían en sus actividades cotidianas en los mercados o el trabajo.

La única diferencia encontrada, es que ambos tenían una nutrición diferente. Así también, que ambas epidemias se asociaron con importantes cambios climáticos. Así, el cocoliztli solía producirse 2 años después de periodos de gran sequía, mientras que el matlazahuatl 2 años después de épocas de lluvias.

Estas epidemias, que se extinguieron en el siglo XIX, estuvieron centralizadas principalmente en el altiplano mexicano y guardaban frecuentemente relación con la altitud, de modo que cuanta mayor era, más mortalidad había. Tal y como señaló Acuña, el trabajo de investigación continúa.

sábado, 4 de junio de 2011

Otro hallazgo sobre el canibalismo azteca en Calpulalpan

"EN TECUAQUE, INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA ANALIZA LA RESISTENCIA DE INDÍGENAS EN LA BATALLA DE CONQUISTA"

Calpulalpan, Tlaxcala.-- La zona arqueológica de Tecuaque, que significa ''donde se comieron a la gente", sobresale en la historia por ser uno de los bastiones en la lucha contra la conquista de los españoles al llegar a tierra mexicana, hecho que se ha podido corroborar con las más de 10 mil piezas halladas en el trabajo y estudio arqueológico.

En este contexto el arqueólogo Enrique Martínez, director del sitio ubicado en el estado de Tlaxcala, ofreció un recorrido por el lugar para explicar su historia y dar a conocer los avances más recientes de su investigación.

Comentó que las crónicas y la historia escrita detallan la captura en Tecuaque de más de 500 personas que viajaban en grupo hacia Tenochtitlán, así como el mismo momento en que fueron sometidas a sacrificio por desmembramiento y sujetos a cocción para que su carne fuera ingerida por los guerreros, sacerdotes y señores prehispánicos.

Los restos hallados muestran los huesos de los primeros animales que llegaron a Mesoamérica con los españoles: perros, gallinas, vacas, tortugas, caballos y cerdos que también fueron sacrificados en el lugar, y que son la muestra mejor conservada de este primer contacto, como lo describe Bernal Díaz del Castillo en uno de sus escritos.

Y abunda que las evidencias revelaron la presencia de taínos (indígenas de islas caribeñas), españoles, mulatos, mestizos y de otras regiones de país; además de niños y mujeres embarazadas que también fueron sacrificados; incluyendo el hallazgo de los restos de nonatos.

Así mismo comentó que en el cuarto escalón de la pirámide donde se realizaban los sacrificios, fue hallado un cuchillo y copal; en este lugar se decapitaba y desollaba a la persona capturada para que más tarde sus restos fueran ingeridos y su cráneo expuesto en el zompantli.

"El sacrificio se realizaba en parejas de hombre y mujer, para que los cráneos se expusieran en líneas de cuatro en cuatro hasta completar 16, número dedicado a Quetzalcoatl, debiendo durar 20 días en el zompantli hasta el momento en que se desprendiera la mandíbula, lo que significaba que al momento de ascender el sol, los inmolados se convertían en guerreros".

Los actos rituales eran realizados de distinta manera según las características de las personas, explicó Martínez, ya que eran ofrendados a diferentes dioses.

En este caso, dijo el arqueólogo, Bernardino de Sahagún menciona que en el ritual realizado a Nanahuatzin con relación a los bubosos, la carne ya cocida de los españoles que venían enfermos se les daba de comer a los demás enfermos para que estos se curaran; así, para confirmar lo dicho, los especialistas tuvieron que identificar los restos a partir de análisis químicos y físicos.

"Esperamos que la historia le dé justo valor al sitio, porque ahí fueron defendidas las creencias del mundo prehispánico, por eso sacamos a la luz los resultados, y que las personas se enteren de que sí hubo resistencia y lucha de los antiguos pobladores para evitar la conquista", mencionó Enrique Martínez.

De hecho, dijo, gracias a que los indígenas enterraron la evidencia para que los españoles no se enteraran de lo sucedido, es que se han podido rescatar fragmentos de herramientas, espadas, bridas de caballos, botones, perdigones, clavos y anillos que ratifican la presencia de los españoles, así como objetos de los habitantes del lugar, sean collares, orejeras en obsidiana, máscaras, braceros, figurillas articulables y vasijas fitomorfas en alusión a Mayahuel (importante por ser este un lugar pulquero).

De los objetos rescatados durante el trabajo arqueológico, Martínez expresó que existen más de 10 mil piezas. Y que la zona por sus características y sucesos ha sido incluida en la Lista Indicativa de sitios mexicanos para proponer su candidatura como Patrimonio Mundial, en tanto que Tecoaque conserva hasta la fecha el mayor número de evidencias arqueológicas y físicas del contacto entre los conquistadores europeos y sus aliados indígenas.

La zona arqueológica de Tecuaque posee una extensión de 35 hectáreas, de las que se ha excavado hectárea y media desde que iniciara el proyecto en 1990 hasta 2006. "Los resultados arqueológicos e históricos que aquí se tienen son de primera mano y nos hablan sobre cómo fue la conquista de México", concluyó el arqueólogo Enrique Martínez."

http://www.conaculta.gob.mx/saladeprensa/index.php?indice=6&fecha=2006-08-04

"La antropofagia religiosa formó parte de las ceremonias realizadas en distintos puntos sagrados de lo que es hoy el Estado de Tlaxcala, según el arqueólogo Enrique Martínez, coordinador del equipo científico que trabaja en la zona desde hace más de una década."

"La captura de la caravana fue todo un acontecimiento. De entrada, provocó que la población de Teocaque, que tradicionalmente se dedicaba a recolectar y distribuir pulque (aguardiente del cactus Maguey), se triplicase. Además, forzó a una transformación arquitectónica. Los mexicas y sus aliados de Texcoco pidieron instrucciones a la Gran México-Tenochtitlán. Llegaron entonces varios sacerdotes que ordenaron la creación de un "punto de encuentro entre los hombres y los dioses" en el centro de la población, donde se erigieron tres plazas resguardadas por un muro."

"Los hallazgos incluyen huesos hervidos, lo que ha dado lugar a pensar en el canibalismo. Esta práctica del hervido tenía que ver con la limpieza de los huesos, que para los pueblos antiguos de México eran casi sagrados. Por ello colocaban los cráneos en el zompantli o en sus casas"

"La arqueóloga Ximena Chávez, jefa del Departamento de Resguardo de Bienes del Museo del Templo Mayor, sostiene que el sacrificio humano era un ritual que no se dio únicamente entre los aztecas (mexicas). Esta ceremonia aparece reflejada primero en la cosmovisión mesoamericana, desde épocas muy antiguas, e incluía la decapitación, y tiene auge en Teotihuacán, y más tarde entre los pueblos mexicas, que "no son los inventores", concluye. Ella descarta totalmente que se tratara de una cuestión relacionada con el canibalismo como práctica común e insiste en que se trata de un asunto religioso y que no fue tan masivo como dicen los cronistas españoles, que los exageraron para justificar de alguna manera las matanzas de indígenas."

"Estos últimos párrafos están extraidos de http://www.elpais.es/articulo/revista/agosto/Espanoles/devorados/elpporcul/20060831elpepirdv_5/Tes/"

La página web de http://www.conaculta.gob.mx/saladeprensa/index.php?indice=6&fecha=2006-08-04 ha sido borrada pero quedan los registros en el buscador

martes, 31 de mayo de 2011

Los aztecas fueron caníbales, más pruebas.

Al igual que en el Neolítico en Europa, el canibalismo era una actividad frecuente en el México prehispánico, según un estudio realizado por un equipo de antropólogos de la UNAM, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Universidad de Granada, sur de España. Miguel Botella, director del Laboratorio de Antropología Física de la Universidad de Granada, señaló que los más de 20 mil restos óseos estudiados por estos expertos han demostrado que el canibalismo era “sistemático”, lo que “posiblemente indica que lo llevaron los humanos que pasaron el estrecho de Bering cuando ocuparon el continente por primera vez”. El antropólogo señaló que en el México prehispánico, tras los sacrificios rituales en los que se ofrecían los corazones de la víctima a las deidades, el resto del cuerpo se cocía con maíz y era repartido entre todos los participantes en una especia de acto de comunión o sólo entre determinados sacerdotes. “Ocurría como en las actuales corridas de toros, donde todo sigue un ritual, pero una vez que muere, el animal es carne”, manifestó Botella. En la investigación se han recabado recetas de cocina de carne humana que recogieron los frailes españoles durante su labor evangelizadora tras la conquista, que señalan que nunca se tomaba asada y que era habitual añadirla al pozole. Según el testimonio de uno de estos frailes, la carne humana “sabía como la del cerdo”, de ahí que, tras ser prohibido su consumo durante la cristianización de los indígenas, fuera sustituida por el puerco. La manipulación de los cuerpos humanos para su ingesta —cortes, desuello, descarnado o cocción, entre otros— dejó marcas en los huesos, que han sido analizadas por estos expertos y han permitido determinar “toda la metodología utilizada en lo que constituían acontecimientos ritualizados”. Botella subrayó que es “interesantísimo” comprobar que las descripciones de estos rituales por parte de los frailes españoles “se corresponden con las marcas de los huesos estudiados”, por lo que concluyó que “exageraban bastante menos de lo que se suponía”. El equipo de investigadores, que lleva diez años enfrascado en este estudio, trabaja ahora en “unir las celebraciones de las que hablan los frailes españoles con las evidencias de canibalismo”. Se trata de una tarea “bastante complicada” porque la variedad de sacrificios prehispánicos era “enorme” y hay que estudiar “a qué fiestas o motivos se corresponde cada cual”. Una muestra de que el canibalismo era “sistemático” es que este antropólogo ha estudiado en Guadalajara más de 2.000 herramientas hechas con huesos humanos, desde punzones a arpones pasando por instrumentos musicales, lo que evidencia “una industria artesana establecida”. Es decir, el cuerpo humano no sólo sirvió para alimentar a esos pueblos, sino que generó una industria del hueso, que era considerado “el mejor material para las herramientas”.

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Publicado por el diario Crónica de México el 13 de Agosto 2007

miércoles, 4 de mayo de 2011

Los aztecas eran caníbales. Canibalismo azteca

Foto: Recientemente se hallaron restos de niños carbonizados en Ecatepec que fueron sacrificados para el dios de la muerte.

Por MÉXICO/AP, 23 de enero de 2005

Desde hace años, los arqueólogos han tratado de determinar la veracidad de las descripciones históricas de los conquistadores españoles acerca de la práctica de realizar sacrificios humanos por parte de los mayas y los aztecas, que muchos han puesto en duda.

En época reciente, empero, se han descubierto pruebas cada vez más fidedignas de que los españoles no mentían en sus relatos.

Utilizando instrumentos forenses de alta tecnología, los arqueólogos han demostrado que los sacrificios de los indígenas de la región incluían a niños entre sus víctimas y aplicaban una amplia gama de métodos brutales para su ejecución.

Durante décadas, muchos investigadores creyeron que las versiones escritas por los conquistadores en los siglos XVI y XVII eran parcializadas y tenían como objetivo denigrar las culturas indígenas. Otros argumentaron que los sacrificios se limitaban casi exclusivamente a los guerreros capturados, mientras otros admitían que los aztecas eran sanguinarios, pero creían que los mayas no lo eran tanto.

“Ahora tenemos las pruebas concretas necesarias para corroborar lo registrado en textos e imágenes” de la época, dijo el arqueólogo Leonardo López Luján. Agregó que algunos científicos “proindígenas” desmentían la existencia de los sacrificios y afirmaban que “los textos mienten”.

Pero ya no hay muchas dudas acerca de la naturaleza de los sacrificios. Tanto los “códices” indígenas como los textos españoles de la época afirman que los propios aborígenes describieron múltiples formas de sacrificios humanos.

Los sacerdotes extraían el corazón de las víctimas o las decapitaban, las acribillaban con sus flechas, las cortaban, aplastaban, lapidaban, las quemaban vivas o las lanzaban desde lo alto de sus templos.

Se dijo que los niños eran víctimas frecuentes, en parte porque eran considerados puros y en estado natural.

“Mucha gente decía que no se podía creer en esos textos porque los españoles describían todas esas cosas horribles, y ahora resulta que los estamos confirmando”, dijo Carmen Pijoán, antropóloga forense que fue una de las primeras en hallar pruebas de canibalismo en una cultura preazteca.

En diciembre, una excavación en una comunidad azteca de Ecatepec, al norte de la Ciudad de México se hallaron restos de niños carbonizado en todo o en parte, que fueron utilizado como víctimas propiciatorias para el dios de la muerte.

Un códice pintado entre el 1600 y 1650 muestra un grupo de indígenas que comen partes del cuerpo de un ser humano en platos de cocina, bajo la mirada del dios de la muerte.

“Hemos hallado platos de cocina como esos”, dijo el arqueólogo Luis Manuel Gamboa. “Y junto a ellos hemos hallado algunos esqueletos completos y otros huesos humanos incompletos y cortados en segmentos”.

No obstante, los investigadores dijeron desconocer si se trataba de restos de víctimas de canibalismo.

El antropólogo David Stuart, de la Universidad de Harvard, dijo en un artículo que los mayas, cuya civilización precedió en unos 400 años a la azteca, tenían un gusto similar por los sacrificios humanos.

Las culturas prehispánicas de la región consideraban que el mundo se acabaría si no se ofrecían sacrificios humanos a sus dioses. Y las víctimas propiciatorias eran tratadas con frecuencia como verdaderos dioses antes de ser sacrificadas.

“A nosotros hoy día nos resulta muy difícil concebir eso”, dijo Pijoán. “Pero era casi como un honor para ellos”.

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Los aztecas sí eran caníbales; hallan en Ecatepec utensilios de cocina al lado de huesos humanos: Discovery Channel

Por María Lourdes Pallais, La Crónica de Hoy, 1 de febrero de 2005

El website de Discovery Channel afirma que los aztecas cocinaban, despellejaban y comían seres humanos, de acuerdo con afirmaciones de arqueólogos mexicanos, incluído el director del Museo del Templo Mayor.

Según el artículo, firmado por Jennifer Viegas, se ha descubierto en Ecatepec un sitio arqueológico al norte de la Ciudad de México con ocho osamentas de niños que fueron supuestamente sacrificados por los aztecas, lo que sería evidencia de que los aztecas eran caníbales, tema tabú para los historiadores mexicanos por muchos años.

El descubrimiento se añade a la colección creciente de pruebas que apoyan el sacrificio humano y el canibalismo entre los fundadores del Imperio mexicano. Por ello se cree que los investigadores podrían, con la ayuda de los nuevos hallazgos, ser capaces de llenar algunas lagunas históricas en el tema, continúa la nota.

La arqueóloga mexicana Nadia Velez Saldaña fue quien los descubrió. En declaraciones recogidas por la nota de Discovery Channel a la Agencia Associated Press, la experta dijo: “El sacrificio involucraba quemar total o parcialmente a las víctimas. Encontramos un hueco donde enterraban los restos de cuatro niños que fueron parcialmente quemados y otros cuatro completamente carbonizados”.

Otro arqueólogo, Luis Manuel Gamboa, descubrió murales que ilustraban partes del cuerpo humano dentro de instrumentos de cocina, rodeados de comensales.

“Hemos encontrado instrumentos de cocinar al lado de esqueletos y de huesos humanos fragmentados e incompletos,” dijo Gamboa.

Basados en los murales, los historiadores opinan que los aztecas llevaron a cabo sacrificios humanos para apaciguar a su Dios de la Muerte. La enfermedad, la guerra, escasez de alimentos y otros problemas significaban que los aztecas se enfrentaban de manera continua a la muerte, explica la nota.

El experto en la cultura azteca Leonardo López Lujan, funcionario del INAH que trabaja en un proyecto del Museo del Templo Mayor, dijo estar de acuerdo con estas conclusiones. De manera reciente, López Luján reveló los resultados de pruebas químicas conducidas sobre el residuo encontrado en los pisos de estuco de algunos templos aztecas. Los restos contienen albúmina y material genético que parece de sangre humana.

“Ahora tenemos pruebas físicas que corroboran el registro escrito y pictórico”, dijo López Luján.

El Museo del Templo Mayor exhibe una colección de cráneos que pertenecieron a individuos cuyos corazones eran extraídos antes de ser decapitados. Después los despellajaban y luego colocaban sus huesos sobre un altar.

Un manuscrito titulado El Códice Ramírez, elaborado por un azteca justo después de la conquista española, menciona que las manos de una víctima fueron presentadas al guerrero que capturó al individuo. Según el códice, el guerrero entonces debía comerse las manos, pero a veces consumía la carne de pavo en su lugar.

Los españoles y los propios aztecas documentaron, en códices, cartas e imágenes, unas cuatro muestras de canibalismo en los siglos XVI y XVII.

El conquistador español Hernán Cortés (1485-1547), que llegó a estas tierras en 1519, escribió en una carta que sus soldados habían capturado a un hombre azteca que había asado a un bebé para comérselo en el desayuno, según la nota.

Los aztecas no fueron los únicos caníbales en el México pre-colonial. El español Bernardino de Sahagún escribió un libro con una ilustración de un guerrero azteca siendo calcinado por una tribu no identificada.

Aproximadamente 400 años antes de que los aztecas fundaran la ciudad de Tenochtitlán en 1325, los mayas también podrían haber conducido sacrificios ritualistas humanos. David Estuardo, un antropólogo de Harvard University, estudió las talladuras y murales mayas para concluir que las imágenes representan sacrificios humanos similares a los atribuidos a los aztecas.

Las pruebas encontradas en México pueden ser dramáticas, pero muchos investigadores creen que el sacrificio humano y el canibalismo fue practicado en todo el mundo, aún entre otra especie de homínido, de acuerdo a la nota.

“Hoy en día, hay pruebas importantes que demuestran la existencia de prácticas caníbales en muchas poblaciones prehistóricas,” comentó Michael Alpers, un académico del Centro de Salud Internacional en la Universidad Curtin de Tecnología en Perth, Australia, que ha estudiado tribus con eslabones heredados del canibalismo.

Alpers añadió que los individuos que condujeron tales sacrificios humanos, a menudo comían a los muertos en señal de respeto. Además existía una razón práctica, pues algunas áreas o regiones el suministro de comida era escaso pues los suelos eran rocosos e infértiles. “Esta era una manera de disponer del cuerpo”.

sábado, 9 de abril de 2011

Luis Castañeda llorará por su estupidez.

Luis Castañeda el famoso alcalde de Lima que tan estúpidamente retiró el monumento de Pizarro ubicándolo en el Parque de la Muralla, va a lamentar haberse comportado como un perfecto imbécil. Ese hecho tan aberrante propio de un ignorante, le ha grangeado una perdida de votos en la propia Lima. Bueno, no sabemos como quedará en la primera ronda de las votaciones presidenciales pero todo hace pensar que se va a ir a su casita... Bye Castañeda y tu estúpido indigenismo, o como dijo Mario Vargas Llosa, BYE HISPANICIDA!

Francisco Pizarro y el indigenismo en el Perú

Uno de los conceptos más importantes que han de tenerse en cuenta a la hora de abordar la Historia es el de "contextualización", concepto que nos permite contemplar cada acontecimiento y momento histórico en su tiempo, en su contexto, lo que nos libera, en buena medida, de buena parte de las ataduras ideológicas (siempre inevitables en su totalidad por demás) que nos pueden provocar distorsiones, intencionadas o no, a la hora de analizar los acontecimientos históricos y, lo que es más importante, exponerlos.

Ciertamente, esa contextualización indispensable en la historiografía se echa bastante de menos en los tiempos que corren, tiempos mediatizados por los medios de comunicación de masas, los cuales, a su vez, responden a planteamientos ideológicos que, en su mayoría, se encuadran en el concepto de "pensamiento único" imperante hoy, concepto sinónimo de "lo políticamente correcto" también imperante. Así las cosas, asistimos a un cierto "revisionismo histórico" ajeno totalmente a criterios científicos, el cual, bajo criterios políticos e ideológicos, no exentos de populismo, somete a revisión la Historia con argumentos, cuando menos, curiosos.

Tal es el caso (sorprendente por lo demás) de la figura de Francisco Pizarro, una figura sometida a un revisionismo histórico cuando menos feroz, comenzando por mofarse de sus humildes orígenes y llegando a intentar incluso minimizar su papel en la fundación de la propia capital de Perú, Lima, pasando, cómo no, por idealizar al Imperio Inca como modelo de armonía y progreso y como base de la idea de la "peruanidad". Efectivamente, el protagonista del apasionante episodio de los "Trece de la Fama" y el posterior descubrimiento y la Conquista de Perú, un hombre hecho a si mismo que en otras latitudes sería objeto de honra y, cómo no, protagonista de películas históricas que narraran una vida realmente apasionante. Sin embargo, más al contrario, la figura del trujillano se encuentra sometida a un constante menosprecio y minusvaloración que pasa por intentar enterrar toda raíz española en un país mestizo por antonomasia.

Ejemplo de lo que indicamos es la retirada de la estatua ecuestre de Francisco Pizarro en 2003 que se encontraba junto a la Plaza de Armas de la capital peruana, de la mano del entonces Alcalde de Lima (y actual candidato a la Presidencia de la República) Luis Castañeda Lossio, retirada que vino aderezada por argumentos tan peregrinos como el afirmar que la estatua resultaba ofensiva para las poblaciones indígenas, olvidando que precisamente por el apoyo de las poblaciones indígenas sometidas por el Incanato pudo el español llevar a término la Conquista de Perú, país que, sin duda, no existiría como tal de no haber sido por el trujillano. Igualmente, resulta realmente curioso que Lima, la capital de un país siempre orgulloso de su Historia y tradiciones, arrincone la estatua ecuestre de su fundador a un escondido Parque de la Muralla en el que, cuando menos, la figura del Conquistador y fundador de la ciudad se nos muestra un tanto ridícula, todo ello inspirado por un personaje realmente curioso, el arquitecto Santiago Agurto Calvo, quien enarbolaba el concepto de "peruanismo" para justificar la retirada de la estatua de la Plaza de Armas de Lima en que tanto se empeñó.

Y es que lo más gracioso del caso es el observar cómo se entremezclan conceptos e ideas pretendidamente historicistas, totalmente ajenos a la necesaria contextualización a que antes nos referíamos, por no hablar de lo ridículo que siempre resulta el hecho de que quienes ostentan un Castañeda, un Agurto o un Calvo por apellidos afirmen (hablando español, por cierto) con sus actos la presunta necesidad de eliminar las raíces españoles y europeas del actual concepto de Perú, enarbolando para ello una "peruanidad" tras la cual se encierra un indigenismo de tintes xenófobos y excluyentes nada consecuente con un país formado a base del mestizaje y mezcla de culturas.

Y es que ese mestizaje se observa de forma palmaria nada más aterrizar en aquel país, mestizaje que nos muestra un mosaico de culturas que verdaderamente deberían constituir el concepto de "peruanidad", un concepto que debiera ser rico en matices y que no excluyera los orígenes mismos del país andino, ya que reducir el concepto a la "idílica" idea del Incanato excluiría entonces del mismo a otras culturas contemporáneas del Imperio Inca que lo combatían, soportando la violencia y crueldad que permitieron la creación del "Tahuantinsuyo" (la misma violencia y crueldad que se le imputa a Pizarro en la Conquista y creación de Perú, algo lógico y común en todo proceso de conquista, tal y como hicieran los propios incas), por no hablar de la miríada de chinos y japoneses que componen el puzzle étnico que es Perú, los cuales, desde un concepto excluyente de "peruanidad", sin duda alguna, quedarían fuera del mismo.

Realmente nos encontramos ante un ejercicio de demagogia rayano en la ridiculez, ante un concepto que, por ahora, sólo entra en el ámbito de "lo políticamente correcto", algo que tanto gusta a los políticos, pero que se puede convertir en el principio del fin de la verdadera "peruanidad", rica en culturas y orígenes más allá del indigenismo excluyente, el cual, este último, no es más que una etiqueta vacía de contenido que no es más que otra manifestación ahistoricista cuyas bases ideológicas se asemejan bastante a las que llevaran a Europa a la Segunda Guerra Mundial, ya que intentar rehacer la Historia, revisarla e inventarla, segando de raíz los propios orígenes y negándolos, no conduce más que a la pretensión de crear "el hombre nuevo" sobre la base de erradicar los vestigios humanos y culturales de todo lo que se opone a esa idea mediante la violencia.

Nos encontramos así ante un proceso descontextualizador de la Historia que se ha llevado por delante al propio padre de la Nación peruana y de su capital, arrinconándolo en cuarto trastero de la Historia, de la mano de lo que Mario Vargas Llosa llamó en 2003 "hispanicidas hemipléjicos", unos hispanicidas que con ello anilquilan su propia Historia y futuro al mismo destino que parece esperar al que conducirán con el tiempo a la estatua de Francisco Pizarro: de la Fundación de Lima a la fundición.

(Artículo publicado en artículo.org)

miércoles, 30 de marzo de 2011

Portugal, ese escollo de España

Por Pedro Fernández Barbadillo

Salazar.
Antonio de Oliveira de Salazar, el principal gobernante portugués del siglo XX, definió a Portugal como un escollo de España donde se habla un dialecto del español.

La frontera entre ambos países ha permanecido prácticamente inalterada desde hace tres siglos y medio. Poco a poco, las realidades de la geografía, la cultura y la economía se imponen. En torno al 40% de los portugueses aceptaría una unión política con España, y casi el 60% apoya que el estudio de la lengua española sea obligatorio.

Se entiende que los británicos y los irlandeses quieran tener muy poco en común desde un punto de vista histórico, ya que los primeros ocuparon Irlanda y esclavizaron, literalmente, a los irlandeses. También se entiende la desconfianza basada en el pasado entre los polacos y los alemanes, los húngaros y los rumanos, los belgas y los holandeses, los franceses y los alemanes, los españoles y los franceses, los italianos y los austriacos, los rusos y los ucranianos... Pero ¿qué pleitos y qué fantasmas hay entre los españoles y los portugueses? La última guerra entre ambos pueblos se produjo en 1801 y duró unas semanas; a resultas de la cual, España adquirió la plaza de Olivenza, en la provincia de Badajoz. Todos los demás países europeos han sufrido guerras, amputaciones y destrucciones mucho mayores.

Sin embargo, algo ocurre para que Portugal no haya querido formar parte de España, como de hecho hiciera durante sesenta años, entre 1580 y 1640, cuando reinaron allí los tres Felipes (Felipe II, Felipe III y Felipe IV), y, antes, con la monarquía goda, cuando el reino de España abarcó toda la Península Ibérica, el norte de lo que hoy es Marruecos (la Hispania Tingitana) y una pequeña región al norte de los Pirineos, junto al Mediterráneo (la Septimania). Los portugueses han preferido ser cabeza de ratón a cola de león. Desde que recuperaron su independencia, por el tratado de 1667, han vivido, testarudos, a espaldas de España, volcados en el Atlántico y en sus colonias, empeñados en diferenciarse de sus vecinos.

Todas las fronteras de Europa Occidental han sido enormes vías de paso de mercancías y personas. Los puertos de Amberes y Rótterdam prosperaron porque recibían mercancías que luego pasaban a Alemania, a Suiza y hasta a Francia. En cambio, la frontera hispano-portuguesa ha sido de las de menor tráfico mercantil, si no la que menos ha registrado. ¿Por temor a que se crearan lazos entre los dos pueblos, como había ocurrido en el siglo XVI, antes de la anexión, o por temor a que los militares españoles usaran los ferrocarriles y las carreteras para invadir Portugal?

Cuando Felipe II reclamó, como hijo de la emperatriz Isabel de Avis, esposa de Carlos V, el trono portugúes, el duque de Alba realizó una campaña-relámpago: en menos de dos meses ocupó todo Portugal, salvo los archipiélagos de las Azores y Madeira, y encima sin causar daños a los nuevos súbditos del rey. Y cuando los oficiales de extrema izquierda de la Revolución de los Claveles derrocaron al primer ministro Marcelo Caetano y, luego, al general Spínola, temieron (de manera injustificada) que los tanques españoles penetrasen a través de Extremadura en dirección a Lisboa.

O ultramar o España

Durante el régimen del Estado Novo (1926-1974), una de las campañas de propaganda consistió en la siguiente consigna: "Portugal no es un país pequeño", que acompañaba un mapa de Europa sobre el que se habían impreso en colores más vivos las colonias bajo dominio de Lisboa. Así, Portugal llegaba hasta el interior de Rusia. Y es que su imperio era inmenso: en la India tenía varias plazas, de las que la principal era Goa; en China tenía Macao; en Indonesia, la mitad de la isla de Timor, y en África el archipiélago de Cabo Verde, las islas de Sao Tomé y Príncipe, un pedazo de tierra en el Golfo de Guinea y las joyas de Angola y Mozambique.

Portugal, pequeño en población, riqueza y ejército, sólo pudo mantener ese imperio mientras su tradicional aliado, Inglaterra, a la que le ataba un tratado desde el siglo 1373, le pudo proteger. La debilidad portuguesa, así como los vínculos de Lisboa con el mundo anglosajón, eran tan fuertes que en 1943 Portugal cedió bases militares a los Aliados en las Azores, lo cual marca un vivo contraste con la neutralidad española. A diferencia de Francia, Reino Unido, Bélgica y España, que aceptaron la descolonización de mejor o peor grado, Portugal se empeñó en guerras coloniales, lo que le acarreó el boicot de los países africanos independizados y la presión de Estados Unidos, que quería la desaparición de los imperios coloniales. Una vez que los ingleses se retiraron de la India, en 1947, las ciudades que formaban el Estado indio estaban condenadas: en 1961 fueron ocupadas militarmente. Y el puerto de Macao pasó a China en 1999, dos años después de la entrega británica de Hong Kong a Pekín.

El periodista italiano Indro Montanelli cuenta en sus memorias que, por medio del ex rey Umberto de Italia, que vivía exiliado en Portugal (al igual que Juan de Borbón y Battenberg), consiguió que Antonio Oliveira de Salazar le concediera una entrevista. Montanelli preguntó a Salazar, catedrático de Hacienda, primer ministro portugués entre 1932 y 1968, por qué se empecinaba Lisboa en mantener sus colonias, lo que le estaba costando más que los beneficios que le dejaban. La respuesta de Salazar, con prohibición de publicarla, fue la siguiente:

Sin su imperio de ultramar, ¿qué sería este escollo adherido a España en el que se habla un dialecto español?

Vino de Oporto a cambio de paños ingleses

A cualquiera que se acerque a la historia de Portugal le sorprenderá el fracaso de su monarquía, su aristocracia y su burguesía a la hora de crear una riqueza similar a la que generaron los burgueses holandeses a partir del siglo XVII. Con mejores condiciones geográficas (costa abierta al Atlántico), con más experiencia (los portugueses llevaban buscando la ruta a la India desde el siglo XV) y con colonias ya establecidas en tres continentes, los portugueses nunca disfrutaron de un bienestar similar al de los holandeses, que también se dedicaban al comercio marítimo. Y para comprobarlo no hay más que comparar las obras de arte que nos han llegado de uno y otro país. ¿Quizá los británicos que les protegían de España limitaron su crecimiento, o bien se trató de la incapacidad de las clases altas?

Mediante el Tratado de Lord Methuen, firmado en Lisboa el 27 de diciembre del año 1703, Portugal se incorporaba a la Gran Alianza (Inglaterra, Holanda y Austria) contra España y Francia. A cambio, se le prometió Galicia y territorios en Sudamérica. Pero el punto más importante de este tratado, de sólo tres artículos de extensión, era la supeditación económica a Inglaterra, que quería aprovechar la Guerra de Sucesión para sustituir por oportos los vinos franceses y tener buen acceso al azúcar brasileño. A cambio, la Corte portuguesa se comprometía a admitir sin carga o prohibición los paños ingleses.

Como los textiles eran la industria de mayor inversión y tecnología de la época, mientras que el vino era un producto de baja inversión y mano de obra poco cualificada, enseguida se produjo un déficit comercial, que Lisboa sólo podía saldar con pagos en oro, procedente de Brasil. Pueden deducirse las consecuencias cuando las minas se agotaron y, en 1822, Brasil se separó de la Corona.

Más pobres que los españoles

Portugal nunca superó en riqueza a España, ni en términos absolutos ni en términos relativos. La convergencia de Portugal con España desciende desde un 90'59% del PIB por habitante en 1820 a un 55'17% en 1913. La guerra civil de 1936-39 y el bloqueo económico a España hacen que Portugal se acerque en 1950: un 86'32% de 1950; desde entonces se produce un acercamiento permanente, con un pico en 1996 del 91'75%.

Pese a las relaciones diplomáticas con España y el régimen franquista (Portugal ayudó militarmente al bando nacional, formó el Bloque Ibérico en la guerra mundial y mantuvo a su embajador en Madrid durante el bloqueo internacional), Salazar no quiso aumentar los intercambios económicos. Además, el primer ministro luso estaba convencido de que el proyecto del Mercado Común Europeo era perjudicial para su patria, por lo que, aunque era miembro fundador de la OTAN, rechazó el ingreso en el mismo. Prefirió pertenecer a la EFTA, promovida por el Reino Unido... y que éste abandonó en cuanto el Mercado Común le acogió en su seno.

El derrumbe del Estado Novo, mediante la Revolución de los Claveles (abril de 1974), el abandono de las colonias, las nacionalizaciones y el intervencionismo de la extrema izquierda en el poder hundieron la economía portuguesa, y no le dejaron otra salida al país que negociar con la Comunidad Económica Europea. España y Portugal ingresaron en la CEE el mismo día, el 1 de enero de 1986.

¿Esclavos de Bruselas?

Los sectores nacionalistas portugueses aseguraron a sus compatriotas que se iban a convertir en esclavos de Bruselas y, sobre todo, de los españoles. Un literato, Miguel Torga, escribió en su diario en 1993 lo siguiente:

Abolición de las fronteras. Libre circulación de personas y bienes. Ocupados sin resistencia ni dolores. Anestesiados previamente por los invasores y sus cómplices, somos ahora oficialmente europeos de primera, españoles de segunda y portugueses de tercera.

Años después, las empresas españolas irrumpieron en Portugal: eléctricas, bancos, aseguradoras, petroleras, constructoras, telefónicas... En 2001, El Corte Inglés abrió su primer centro fuera de España... en Lisboa. También hay empresas portuguesas en España, unas 400. Pero el balance es favorable a España, ya que nuestro PIB sextuplica al luso. En la actualidad, España es el primer importador de bienes y servicios portugueses, en torno al 25% de todo lo que venden nuestros vecinos. Hace unos años el economista Juan Velarde afirmó que Portugal era más importante para la economía española que Argentina.

Aunque España se encuentra en una crisis económica gravísima, al menos nosotros hemos crecido en los últimos años, mientras que Portugal se encuentra estancado desde mediados de los años 90. De manera sorprendente, muchos productos son más caros en Portugal que en España

Portugal, sin su imperio colonial, sin la protección del Reino Unido, sin bloqueos políticos ni aranceles, no tiene más salida para sobrevivir que una mayor vinculación a España. Los portugueses han comprendido lo que un número apreciable de españoles (catalanes, vascos, navarros, gallegos, canarios...) se niega a ver: la independencia sólo sirve para plantar berzas.

El viejo proyecto iberista de una unión entre España y Portugal, que en el siglo XIX promovieron sectores republicanos y masones, y que en el XX adoptaron los falangistas, se puede acabar realizando gracias a la Unión Europea.

Cincuenta millones

Por Carlos Alberto Montaner

El censo norteamericano arroja la cifra de cincuenta millones de hispanos. Las dos terceras partes de esa masa humana son de origen mexicano.

Aparentemente, la definición de hispano viene dada por el idioma que hablan o que hablaban sus antepasados, o por el patronímico familiar. Un señor de apellido Pérez, norteamericano de cuarta generación, que no habla una palabra de español, es un hispano. En cambio, mi amigo Patterson, brillante profesor de Filosofía, un cubano negro radicado en Miami que habla inglés con un acento muy fuerte, "patrióticamente malo", como quería Unamuno que se hablaran los idiomas extranjeros, no es exactamente un hispano, de acuerdo con el censo. Pero tampoco es un afroamericano. Ignoro en qué casilla Patterson hizo su cruz en la famosa planilla.

El censo americano es un disparate conceptual. La actriz Jennifer López, de ascendencia puertorriqueña, es hispana. La actriz Cameron Díaz, descendiente de cubanos, en cambio, no es hispana. ¿Por qué? Imposible saberlo.

Hay algo, también, de identidad estratégica voluntariamente asumida. Dado que las autoridades de Washington se han metido en este absurdo berenjenal de clasificar a la sociedad de diversas maneras (por el color de la piel, por la procedencia geográfica, por los apellidos, por la geografía, por la etnia), los clasificados aprenden a utilizar esa supuesta identidad cuando les conviene. Por ejemplo, los cinco talentosos hijos de un matrimonio amigo –un varón y cuatro mujeres–, blancos, inteligentes, de clase media alta, nacidos en Estados Unidos, afortunadamente dotados de un apellido hispano, utilizaron este factor insustancial para acceder a buenas universidades, a préstamos preferentes y a la protección burocrática que beneficia a las minorías. Las cuatro mujeres, hoy casadas con norteamericanos, casualmente de origen irlandés, adquirieron los apellidos de los maridos y ya ellas y sus descendientes desaparecieron del censo hispano.

Hay una contradicción esencial entre la concepción jurídica de la nación americana y el censo que el país realiza cada diez años. Se supone que Estados Unidos es una república legalmente igualitaria que no toma en cuenta el sexo, la raza, el origen, la religión o la cultura de quienes viven voluntariamente sometidos a su Constitución. El Estado concebido por los Padres Fundadores partía de esa premisa. Con el tiempo, algunos estudiosos comenzaron a hablar del patriotismo constitucional como gran cohesivo de la sociedad. Ser americano era, simplemente, colocarse bajo la autoridad de la ley.

El censo, en cambio, desde la perspectiva del mainstream, esos 200 millones de norteamericanos blancos no hispanos, clasifica caprichosa y quizás inconstitucionalmente al resto de sus compatriotas, afro-americanos, hispanos de todas las razas, asiáticos y otras criaturas residuales de difícil taxonomía, sin detenerse a observar que su propia definición va cambiando con el tiempo.

¿Qué categoría es esa de blanco no hispano que abarca las dos terceras partes del censo? Hace varias décadas los italianos, los irlandeses y los judíos sufrían grandes discriminaciones y no eran considerados exactamente como blancos por la corriente dominante, fundada en la prejuiciada mirada de una cultura que, en sus orígenes, fue anglo-germano-holandesa. Con el tiempo, sin embargo, las filas de los blancos fueron abriéndose e incorporando a otros pueblos deseosos de fundirse dentro del melting pot de la corriente central de la sociedad norteamericana.

El propio presidente de Estados Unidos es un enigma para el dichoso censo. ¿Por qué es un afroamericano, si su madre era una señora blanca y él ha vivido la mayor parte del tiempo en un medio muy exclusivo y predominantemente blanco? A los efectos de la colectividad y de su trabajo como jefe de Estado, ¿qué interés real tiene la composición genética del presidente Obama?

No hay duda de que es importante censar a las sociedades, averiguar sus condiciones materiales de vida, identificar sus carencias y necesidades y tomar nota de los cambios, pero es un disparate introducir en la encuesta factores subjetivos de imposible ponderación, casi siempre anclados en el prejuicio. Frente a lo que pudiera pensarse, estas clasificaciones, lejos de acelerar la integración de los inmigrantes en una sociedad saludablemente homogénea, lo que consiguen es prolongar las diferencias.

Lo he contado varias veces porque me parece un ejemplo precioso: en Dersu Uzala, la película de Akira Kurosawa, cuando le preguntan a Dersu, cazador nómada chino, a qué país pertenece, se queda mirando, asombrado, y responde: "Yo soy un ser humano". Eso es lo único importante.

sábado, 26 de marzo de 2011

Sacrificios humanos aztecas

Hoy visitando Youtube he llegado hasta un vídeo sobre los sacrificios humanos aztecas y también toca algo el canibalismo de este pueblo. El vídeo es bastante bueno pero ha habido una cosa que me ha llamado la atención y es que parece ser que un ignorante indigenista ha votado más de 100 veces el vídeo, pobre payaso. Hay que ser retrasado mental e ignorante para tratar de ocultar un hecho como este, los aztecas fueron unos asesinos en serie, unos criminales que asesinaron en pocos días a más de 20.000 indígenas y luego los devoraron como salvajes.

La postura del individuo en cuestión es bastante absurda y ridícula, adjunto el vídeo sobre los sacrificios humanos aztecas y el canibalismo para que todo el mundo pueda comprobar lo que digo.

viernes, 11 de marzo de 2011

Barbarie "democrática" de los rojos en España


Un ejemplo del salvajismo republicano en la guerra civil española pero claro, para el bastardo de Zp esto no cuenta en su memoria histórica... estoy seguro que si él hubiese vivido en aquella época, hubiese sido el "demócrata" que estampaba el sello en el bando.

Sacrificios humanos aztecas


Los aztecas vivían regidos continuamente por un Calendario religioso de 18 meses, compuesto cada uno de 20 días, y muchas de las celebraciones litúrgicas incluían sacrificios humanos. Otros acontecimientos, como la inauguración de templos, también exigían ser santificados con sangre humana. Por ejemplo, en tiempos de Axayáctl (1469-1482), cuando se inauguró el Calendario Azteca, esa enorme y preciosa piedra de 25 toneladas que es hoy admiración de los turistas, se sacrificaron 700 víctimas (Alvear 92). Y poco después Ahítzotl, para inaugurar su reinado, en 1487, consagró el gran teocali de Tenochtitlán. En catorce templos y durante cuatro días, ante los señores de Tezcoco y Tlacopan, que habían sido invitados a la solemne ceremonia, se sacrificaron innumerables prisioneros, hombres, mujeres y niños, quizá 20.000, según el Códice Telleriano, aunque debieron ser muchos más, según otros autores, y como se afirma en la crónica del noble mestizo Alva Ixtlilxochitl:


«Fueron ochenta mil cuatrocientos hombres en este modo: de la nación tzapoteca 16.000, de los tlapanecas 24.000, de los huexotzincas y atlixcas otros 16.000, de los de Tizauhcóac 24.4000, que vienen a montar el número referido, todos los cuales fueron sacrificados ante este estatuario del demonio [Huitzilipochtli], y las cabezas fueron encajadas en unos huecos que de intento se hicieron en las paredes del templo mayor, sin [contar] otros cautivos de otras guerras de menos cuantía que después en el discurso del año fueron sacrificados, que vinieron a ser más de 100.000 hombres; y así los autores que exceden en el número, se entiende con los que después se sacrificaron» (cp.60).

Treinta años después, cuando llegaron los soldados españoles a la aún no conquistada Tenechtitlan, pudieron ver con indecible espanto cómo un grupo de compañeros apresados en combate eran sacrificados al modo ritual. Bernal Díaz del Castillo, sin poder reprimir un temblor retrospectivo, hace de aquellos sacrificios humanos una descripción alucinante (cp.102). Pocos años después, el franciscano Motolinía los describe así:

«Tenían una piedra larga, la mitad hincada en tierra, en lo alto encima de las gradas, delante del altar de los ídolos. En esta piedra tendían a los desventurados de espaldas para los sacrificar, y el pecho muy tenso, porque los tenían atados los pies y las manos, y el principal sacerdote de los ídolos o su lugarteniente, que eran los que más ordinariamente sacrificaban, y si algunas veces había tantos que sacrificar que éstos se cansasen, entraban otros que estaban ya diestros en el sacrificio, y de presto con una piedra de pedernal, hecho un navajón como hierro de lanza, con aquel cruel navajón, con mucha fuerza abrían al desventurado y de presto sacábanle el corazón, y el oficial de esta maldad daba con el corazón encima del umbral del altar de parte de fuera, y allí dejaba hecha una mancha de sangre; y caído el corazón, estaba un poco bullendo en la tierra, y luego poníanle en una escudilla [cuauhxicalli] delante del altar.

«Otras veces tomaban el corazón y levantábanle hacia el sol, y a las veces untaban los labios de los ídolos con la sangre. Los corazones a las veces los comían los ministros viejos; otras los enterraban, y luego tomaban el cuerpo y echábanle por la gradas abajo a rodar; y allegado abajo, si era de los presos en guerra, el que lo prendió, con sus amigos y parientes, llevábanlo, y aparejaban aquella carne humana con otras comidas, y otro día hacían fiesta y le comían; y si el sacrificado era esclavo no le echaban a rodar, sino abajábanle a brazos, y hacían la misma fiesta y convite que con el preso en guerra.

«En esta fiesta [Panquetzaliztli] sacrificaban de los tomados en guerra o esclavos, porque casi siempre eran éstos los que sacrificaban, según el pueblo, en unos veinte, en otros treinta, o en otros cuarenta y hasta cincuenta y sesenta; en México se sacrificaban ciento y de ahí arriba.

«Y nadie piense que ninguno de los que sacrificaban matándolos y sacándoles el corazón, o cualquiera otra muerte, que era de su propia voluntad, sino por fuerza, y sintiendo muy sentida la muerte y su espantoso dolor.

«De aquellos que así sacrificaban, desollaban algunos; en unas partes, dos o tres; en otras, cuatro o cinco; y en México, hasta doce o quince; y vestían aquellos cueros, que por las espaldas y encima de los hombros dejaban abiertos, y vestido lo más justo que podían, como quien viste jubón y calzas, bailaban con aquel cruel y espantoso vestido.

«En México para este día guardaban alguno de los presos en la guerra que fuese señor o persona principal, y a aquél desollaban para vestir el cuero de él el gran señor de México, Moctezuma, el cual con aquel cuero vestido bailaba con mucha gravedad, pensando que hacía gran servicio al demonio [Huitzilopochtli] que aquel día honraban; y esto iban muchos a ver como cosa de gran maravilla, porque en los otros pueblos no se vestían los señores los cueros de los desollados, sino otros principales. Otro día de la fiesta, en cada parte sacrificaban una mujer y desollábanla, y vestíase uno el cuero de ella y bailaba con todos los otros del pueblo; aquél con el cuero de la mujer vestido, y los otros con sus plumajes» (Historia I,6, 85-86).

Diego Muñoz Camargo, mestizo, en su Historia de Tlaxcala escribe: «Contábame uno que había sido sacerdote del demonio, y que después se había convertido a Dios y a su santa fe católica y bautizado, que cuando arrancaba el corazón de las entrañas y costado del miserable sacrificado era tan grande la fuerza con que pulsaba y palpitaba que le alzaba del suelo tres o cuatro veces hasta que se había el corazón enfriado» (I,20).

Estos sacrificios humanos estaban más o menos difundidos por la mayor parte de los pueblos que hoy forman México. En el nuevo imperio de los mayas, según cuenta Diego de Landa, se sacrificaba a los prisioneros de guerra, a los esclavos comprados para ello, y a los propios hijos en ciertos casos de calamidades, y el sacrificio se realizaba normalmente por extración del corazón, por decapitación, flechando a las víctimas, o ahogándolas en agua (Relación de las cosas de Yucatán, cp.5; +M. Rivera 172-178).

En la religión de los tarascos, cuando moría el representante del dios principal, se daba muerte a siete de sus mujeres y a cuarenta de sus servidores para que le acompañasen en el más allá (Alvear 54)...

Las calaveras de los sacrificados eran guardadas de diversos modos. Por ejemplo, el capitán Andrés Tapia, compañero de Cortés, describe el tzompantli (muro de cráneos) que vio en el gran teocali de Tenochtitlán, y dice que había en él «muchas cabezas de muertos pegadas con cal, y los dientes hacia fuera». Y describe también cómo vieron muchos palos verticales, y «en cada palo cinco cabezas de muerto ensartadas por las sienes. Y quien esto escribe, y un Gonzalo de Umbría, contaron los palos que había, y multiplicando a cinco cabezas cada palo de los que entre viga y viga estaban, hallamos haber 136.000 cabezas» (Relación: AV, La conquista 108-109; +López de Gómara, Conquista p.350; Alvear 88).

Grandeza y miseria de los aztecas
Autor: José María Iraburu


miércoles, 2 de marzo de 2011

El hispanicida Luis Castañeda Lossio de Vargas Llosa

Carta abierta titulada Hispanicidas y realizada por Mario Vargas Llosa

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El alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio, ha hecho retirar entre gallos y medianoche la estatua ecuestre de Pizarro que durante muchos años cabalgó simbólicamente en una esquina de la Plaza de Armas, frente a Palacio de Gobierno, en un pequeño recuadro de cemento. Leo en un cable de agencia que, a juicio del burgomaestre, esta estatua era "lesiva a la peruanidad". El arquitecto Santiago Agurto, que llevaba ya años haciendo campaña para que se perpetrara este hispanicidio, se apresuró a cantar victoria: "Ese hombre a caballo con la espada desenvainada y el gesto violento dispuesto a matar, agrede a las personas. Como peruano, siento que es ofensivo por el aspecto que de Pizarro se elige perpetuar: el de Conquistador". Aquella placita, ya desbautizada, no se llamará más Pizarro sino Perú -naturalmente- y en lugar de la estatua del fundador de Lima lucirá en el futuro una gigantesca bandera del Tahuantinsuyo. Como esta bandera nunca existió cabe suponer que la está manufacturando a toda prisa algún artista autóctono y que la engalanará con muchos colorines para que resulte más folclórica.

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La demagogia, cuando alcanza ciertos extremos, se vuelve poesía, humor negro, disparate patafísico, y, en vez de enojar, resulta divertida. Se habrá advertido que los dos protagonistas de esta historia ostentan apellidos españoles a más no poder (Lossio debe ser italiano) y que, por lo tanto, sin los huesos que acaban de pisotear, sus ancestros jamás hubieran llegado a ese país cuya estirpe tahuantisuyana (es decir, inca) reivindican como la única válida de la "peruanidad". Por lo demás, el indigenismo truculento que aletea detrás de lo que han hecho no es indio en absoluto, sino otra consecuencia directa de la llegada de los europeos a América, una ideología ya por fortuna trasnochada que hunde sus raíces en el romanticismo nacionalista y étnico del siglo XIX, y que en el Perú hicieron suya intelectuales impregnados de cultura europea (que habían leído no en quechua sino en español, italiano, francés e inglés). El de mejores lecturas entre esos indigenistas, el historiador Luis E. Valcárcel, un caballero de abolengo españolísimo, llegó a sostener que las iglesias y conventos coloniales debían ser destruidos pues representaban "el anti-Perú" (después, moderó sus furores antieuropeos y borró esta frase del libro en que la estampó). En lo que parece ser una constante, quienes de rato en rato han enarbolado en la historia del Perú este peruanismo hemipléjico, que pretende abolir la vertiente española y occidental de un país que José María Arguedas -alguien que sí podía hablar del Perú indio con conocimiento de causa- definió con mucho acierto como el de "Todas las Sangres", y fundar la nacionalidad peruana exclusivamente en el legado prehispánico, no han sido peruanos indios sino distraídos peruanos mestizos o peruanos de origen europeo que, al postular semejante idea tuerta y manca del Perú, perpetraban sin advertirlo una auto-inmolación pues se excluían y borraban ellos mismos de la realidad peruana.

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En este caso la mezquindad no atañe sólo a la abolición de la vertiente española de la peruanidad. El alcalde de Lima parece ignorar que el Tahuantinsuyo representa apenas unos cien años de nuestro pasado, el tiempo de un suspiro en el curso de una historia que tiene más de diez mil años de antigüedad. La bandera que se va a inventar para que flamee en la Plaza Perú representará apenas a un segmento minúsculo del vasto abanico de culturas, civilizaciones y señoríos prehispánicos -entre ellos los mochicas, los chimús, los aymaras, los nazcas, los chancas, los puquinas y muchos más- que fueron sucediéndose en el tiempo, o mezclándose hasta que, con la llegada de los europeos, surgió, de ese encuentro violento y cargado de injusticias -como han surgido todas las naciones- la amalgama de razas, lenguas, tradiciones, creencias y costumbres que llamamos Perú. Ser tantas cosas a la vez puede serlo todo -una sociedad que entronca directa o indirectamente con el crucigrama de culturas diseminadas por el mundo, un verdadero microcosmos de la humanidad- o puede no ser nada, una mera ficción de provincianos confusos, si en ese entramado multirracial y multicultural que es nuestro país se pretende establecer una identidad excluyente, que afirmando como esencia de la peruanidad una sola de sus fuentes, repudie todas las demás. Parece asombroso tener que recordar a estas alturas de la evolución del mundo que el Tahuantinsuyo desapareció pronto hará quinientos años y que lo que queda de él está indisolublemente fundido y confundido con otros muchos ingredientes dentro de la historia y la realidad contemporánea del Perú. Lástima que los señores Castañeda Lossio y Agurto Calvo no tengan del Perú la noción generosa y ancha que tenían los Incas del Tahuantinsuyo. Ellos no eran nacionalistas y en vez de rechazar lo que no era incaico, lo incorporaban a su mundo multicultural: los dioses de los pueblos conquistados eran asimilados al Panteón cusqueño y desde entonces, al igual que los nuevos vasallos, formaban parte integrante del imperio incaico.

Pizarro y lo que llegó con él a nuestras costas -la lengua de Cervantes, la cultura occidental, Grecia y Roma, el cristianismo, el Renacimiento, la Ilustración, los Derechos del Hombre, la futura cultura democrática y liberal, etcétera- es un componente tan esencial e insustituible de la peruanidad como el Imperio de los Incas y no entenderlo así, si no es ignorancia crasa, es un sectarismo ideológico nacionalista tan crudo y fanático como el que proclamaba no hace mucho que ser alemán era ser ario puro o el que proclama en nuestros días que no ser musulmán es no ser árabe o que quien no es cristiano no es o no merece ser europeo. Si hay algo de veras lesivo a la peruanidad es este nacionalismo racista y cerril que asoma su fea cabeza detrás de la defenestración de la estatua de Francisco Pizarro, un personaje que, les guste o no les guste a los señores Castañeda Lossio y Agurto Calvo, es quien sentó las bases de lo que es el Perú y fundó no sólo Lima sino lo que ahora llamamos peruanidad.

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No era un personaje simpático, sin duda, como no lo son los conquistadores por definición, y desde luego que su vida violenta y sus acciones beligerantes y a veces feroces, y las malas artes de que a menudo se valió para derrotar a los Incas deben ser recordadas, y criticadas por los historiadores, sin olvidar, eso sí, que buena parte de esa violencia que lo acompañó toda su vida y que sus acciones derramaron a su alrededor venía de los tiempos sanguinarios en que vivía y que idéntica violencia y ferocidad hicieron posible la construcción del Tahuantinsuyo en tan breve tiempo, una historia que, como todas las historias de los Imperios –el inca y el español entre ellos-, estuvo plagada de sangre, de injusticia, de traiciones y del sacrificio de incontables generaciones de inocentes. Está muy bien criticar a Pizarro y defender la libertad y la justicia y los derechos humanos no sólo en el presente, también en el pasado, aun para aquellos tiempos en que esas nociones no existían con su contenido y resonancias actuales. Pero a condición de no cegarse y asumir la realidad entera, no descomponiéndola y mutilándola artificialmente para bañarse de buena conciencia. Criticar a Pizarro y a los conquistadores, tratándose de peruanos, sólo es admisible como una autocrítica, y que debería ser muy severa y alargarse siempre hasta la actualidad pues muchos de los horrores de la Conquista y de la incorporación del Perú a la cultura occidental se siguen perpetuando hasta hoy y los perpetradores tienen no sólo apellidos españoles o europeos, sino también africanos, asiáticos, y a veces indios. No son los conquistadores de hace quinientos años los responsables de que en el Perú de nuestros días haya tanta miseria, tan espantosas desigualdades, tanta discriminación, ignorancia y explotación, sino peruanos vivitos y coleando de todas las razas y colores.

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Escribo esta nota en Colombia, un país que, a diferencia del Perú, donde todavía se dan brotes de indigenismo tan obtuso como el que comento, ha asumido todo su pasado sin complejos de inferioridad, sin el menor resentimiento, y que por lo mismo está muy orgulloso de hablar en español -los bogotanos lo hablan muy bien, sea dicho de paso, y algunos colombianos lo escriben como los dioses- y de ser, gracias a su historia, un país moderno y occidental. El conquistador Jiménez de Quesada da su nombre a una de las más elegantes avenidas de la capital y en ella hay un monumento a su memoria no lejos del bonito edificio que es sede de la Academia de la Lengua y del Instituto Caro y Cuervo, un centro de estudios que es motivo de orgullo para todos quienes hablamos y escribimos en español. El alcalde de Bogotá, Antanas Mockus, cuyo origen lituano nadie considera "lesivo a la colombianidad" (¿se dirá así?), en vez de descuajar estatuas de conquistadores e inventarse banderas chibchas, está modernizando y embelleciendo la ciudad de Bogotá -sigue en esto la política de su antecesor, el alcalde Enrique Peñalosa-, perfeccionando su sistema de transportes (ya excelente) y estimulando su vida cultural y artística de una manera ejemplar. Por ejemplo, incrementando la red de bibliotecas -BiblioRed- que el ex alcalde Peñalosa sembró en los barrios más deprimidos de la ciudad. Dediqué toda una mañana a recorrer tres de ellas, la de El Tintal, la de el Tunal y especialmente la envidiable Biblioteca Pública Virgilio Barco. Magníficamente diseñadas, funcionales, enriquecidas de videotecas, salas de exposiciones y auditorios donde hay todo el tiempo conferencias, conciertos, espectáculos teatrales, rodeadas de parques, estas bibliotecas se han convertido en algo mucho más importante que centros de lectura: en verdaderos ejes de la vida comunitaria de esos barrios humildes bogotanos, donde acuden las familias en todos sus tiempos libres porque en esos locales y en su entorno viejos, niños y jóvenes se entretienen, se informan, aprenden, sueñan, mejoran y se sienten partícipes de una empresa común. No le haría mal al hispanicida que en mala hora eligieron los limeños para poner al frente de la municipalidad de Lima darse una vuelta por Bogotá y, observando cómo cumple con sus deberes su colega colombiano, descubrir la diferencia que existe entre la demagogia y la responsabilidad, entre la cultura y la ignorancia y entre la altura de miras y la pequeñez.