jueves, 30 de junio de 2011

Anne Igartiburu con España

Hoy se ha publicado un artículo escrito por la propia Anne en el diario deportivo Marca. Se ha dicho bastante sobre ella, que si era independentista, que si era proetarra, etc... tal vez, ella como muchos vascos, no muestre su españolidad por miedo. Y es que en las tierras vascas, hay miedo, muchos vascos han emigrado de su tierra por culpa de los salvajes terroristas y sus perros. Adjunto el artículo de Anne Igartiburu y una foto con la bandera española. No creo que una independentista o una proetarra, llevase la bandera española ¿no os parece?

Siempre diré que estuve allí

El Mundial lo viví in situ en Sudáfrica. Pude ver los partidos de cuartos, semis y por supuesto la final! Fui hasta allí con mi mejor amiga, invitadas por Coca Cola, y fue una experiencia, lógicamente inolvidable. Sabíamos que estábamos viviendo algo difícilmente repetible y por ello, disfrutamos cada momento al máximo.

Conocimos el país, aprovechamos para hacer deporte y correr (estábamos preparando juntas el maratón de Nueva York). Pero eso fue lo de menos, el ansiado Día D, en cuanto llegamos al estadio al son del Waka-waka de Shakira, nos empezó a temblar todo el cuerpo por la emoción, menudos escalofríos, la piel de gallina completamente y una alegría increíble, porque por fin llegara el gran momento.

Fueron 120 minutos de lo más intensos que no olvidaré nunca. Cuando finalmente Iker levantó la copa, me dio por llorar de alegría y gritar como una posesa, como el resto de gente que teníamos alrededor. Y sólo sentí, no poder estar esa noche en Madrid para celebrarlo con la infinidad de aficionados y España en general, porque al salir del estadio, había que volver al hotel a varios kilómetros de distancia, y no fue lo mismo ni por asomo.

Me quedo con Casillas, Xavi, Villa y por supuesto Iniesta con su gol definitivo que ha sido el más emocionante y que mas he celebrado en toda mi vida, aunque para mi no fue el más bonito, porque (siempre con permiso de Andrés), el gol de Zidane en la Champions fue algo inmenso.

Además no puedo olvidarme de Vicente del Bosque, que supo mantener el equilibrio y la unidad de equipo hasta en los momentos más delicados de la competición. Sinceramente, va ser difícil pero La Rojita viene muy fuerte y quién sabe, puede que el próximo Mundial también sea nuestro. Lo que se vivió en España fue precioso y eso me lo perdí. Pero siempre podré decir: «Yo estuve allí».

domingo, 19 de junio de 2011

El arcabuz

La tercera parte de cada compañía de un Tercio estaba formada por los arcabuceros. Los arcabuceros de Carlos V pusieron fin a los dos modelos que hasta entonces habían dominado los escenarios europeos: la caballería noble francesa y los piqueros suizos, inaugurando el siglo de oro de los tercios. El emperador, agradecido, afirmó que:

“La suma de sus guerras era puesta en las mechas encendidas de sus arcabuceros españoles y que en lo más arduo de sus dificultades y combates, aunque sólo se viese rodeado de cuatro o cinco mil se consideraba por completo invencible, y arriesgaba, únicamente sobre el valor de ellos, su persona y su imperio y todos sus bienes”

Refiriéndose que el servicio de la arcabucería era de gran importancia y que con sólo ella muchas veces se había alcanzado la victoria.

En principio, el arcabuz estaba formado por un cañón, montado sobre un afuste de madera de un metro, aligerado hacia la boca de fuego y reforzado en la parte de la recámara, de modo que no hubiera peligro de estallido o sobrecalentamiento. La carga de pólvora estaba más o menos dosificada, y se disparaban balas de plomo cuyo peso era variable, ya que se las fabricaba cada arcabucero. Debían tener un cañón de una longitud cuatro palmos y medio de vara, y del calibre necesario para arrojar una pelota de, según el modelo, una onza o tres cuartos. Convenía que se dejasen sin bruñir, “para que no reluzca”, lo que les haría más visibles a distancia. Su alcance se situaba en torno a los cincuenta metros, aunque habitualmente se empleaban entre los quince y los veinte. No eran muy eficaces más allá de los veinticinco o treinta metros. Había arcabuceros que para tirar se metían casi debajo de las picas enemigas. El duque de Alba consideraba que a más de dos picas de distancia servían de poco y mandaba “que las primeras salvas, que suelen ser las mejores, se guardasen para de cerca”. Ello se debía a que cargar el arma era de por sí una operación compleja. Si se hacía en la excitación del combate, los riesgos de cometer algún error en las complicadas operaciones eran aún mayores, por lo que se pensaba que era más fiable un arcabuz cargado antes de que empezara la batalla.

Se recomendaba que la culata fuese recta, pero también las había curvadas, lo que dificultaba la puntería, que en ese caso se hacía apoyando el arma sobre el pecho, no en el hombro.

El procedimiento para usar el arma era el siguiente. En primer lugar, se echaba pólvora al cañón, y luego la bala. El conjunto se atacaba con la baqueta, inicialmente llevada sólo por los cabos, pero después por todos los hombres. Ésta era de madera al principio hasta que se generalizó el metal, siendo frágil. A continuación, se apretaba el gatillo, que hacía que la llave, llamada de serpentina, aplicara la mecha encendida a la cazoleta llena de pólvora. Ésta, al arder, incendiaba la que el soldado había introducido antes en el cañón, lanzándola. Posteriormente se adoptarían los cartuchos, que contenían tanto la pólvora necesaria para un disparo como el proyectil, lo que permitió aumentar la rapidez del tiro. Lo habitual era cargar el arma con media onza de pólvora y medir “con el segundo dedo de la mano derecha”, la longitud de la mecha que se ponía en el serpentín.

La munición se llevaba en una bolsa, aunque en combate el arcabucero acostumbraba a meterse un par de balas en la boca para cargar más deprisa, y la pólvora en dos frascos de distinto tamaño. El mayor, para alimentar el arma, el pequeño, para cebar la cazoleta. También podía ir repartida en saquetes colgados de una bandolera, los “doce apóstoles”, cada uno de los cuales contenía la necesaria para un tiro. El hombre se convertía de esta manera en un polvorín andante. no eran raros los accidentes que se saldaban con soldados literalmente volados o con quemaduras fatales provocadas por la ignición del material inflamable que llevaban encima.

El equipo o recado del arcabucero se completaba con un molde para fundir las balas. El soldado debía ser capaz, en caso necesario, de trenzar el mismo la cuerda. Naturalmente, al ser armas de mecha no se podían utilizar en tiempo lluvioso o de mucho viento, a la vez que de noche descubrían al tirador.

Otro de los inconvenientes de los arcabuces era su bajísima cadencia de fuego. Para acelerarla, a veces los soldados intentaban acortar el proceso de la carga, por ejemplo, no utilizando la baqueta, pero entonces, al no estar la pólvora suficientemente comprimida, el disparo perdía eficacia. Esta práctica, a pesar de ello, se mantendría mientras duraron las armas de avancarga. Si los arcabuces se disparaban con demasiada frecuencia en un corto espacio de tiempo, se recalentaban rápidamente, lo que también afectaba a su eficacia. Como cualquier otra arma, tenían su propío ritmo, y este era lento, se hiciera lo que se hiciera.

Todas estas limitaciones dictaban las condiciones de su empleo. por una parte, hacían aconsejable, sobretodo en terreno abierto, que no se utilizasen demasiado alejados de alguna fuerza dotada de armas de asta, alabardas o picas. De esta manera se intentaba proteger a los arcabuceros de un ataque de la caballería mientras cargaban sus armas, cuando se encontraban indefensos. De ahí que fuese recomendable, que las compañía de esta especialidad incorporaran alabarderos.

El arcabuz se adaptaba perfectamente a algunas de las características que se atribuían a los españoles. era una arma idónea para hombres de no gran estatura, nervudos y ágiles y se utilizaba sobre todo en despliegues relativamente abiertos y en destacamentos, golpes de mano, sorpresas y emboscadas, lo que requería iniciativa individual. Por estas razones se consideraba a los españoles los mejores arcabuceros.

Alcance eficaz: 25 metros.
Alcance máximo: 50 metros.
Cadencia de fuego: un disparo cada dos minutos.

martes, 7 de junio de 2011

Cocoliztli y Matlazahuatl

Por Otto Schober del diario Zocalo Saltillo

La principal causa de la muerte masiva de los indígenas tras la conquista fueron las epidemias originadas en México no por las enfermedades traídas por españoles como se creía, según una investigación de la UNAM, a cargo del doctor Rodolfo Acuña, asegurando que las principales responsables del fenómeno fueron enfermedades “muy particulares” con “un origen muy oscuro” y que nada tenían que ver con la viruela, el sarampión o la peste, traídas por los españoles. Considero que la hipótesis original ha sido sostenida durante años por ser “la más cómoda para la ideología nacional, que la estableció como verdadera”.

El especialista ha desenterrado en los últimos años los archivos históricos de ciudades y edificios religiosos mexicanos con datos acerca de las enfermedades que a lo largo de la historia han afectado a la población local.

Con su labor ha concluido que 2 fueron las enfermedades más mortíferas para los indígenas, el cocoliztli y el matlazahuatl, y ninguna de ellas tiene un equivalente en la actualidad.

El cocoliztli (que significa “la gran plaga”) era una enfermedad letal que provocaba fiebre muy intensa, dolor de cabeza, tórax y abdominal, ansiedad y vómitos. Los enfermos, que en el 90% de los casos fallecía en 4 ó 5 días, se ponían amarillos, comenzaban a enloquecer y les salían úlceras por todo el cuerpo que les hacían sangrar.

Por su parte, el matlazahuatl (“la enfermedad con erupción”) también provocaba úlceras, pero era menos letal y menos contagiosa. La primera epidemia de cocoliztli reportada fue en 1545 y se calcula que, en apenas 3 años, provocó la muerte a entre el 70 y el 80% de la población indígena, que entonces oscilaba entre los 20 y 25 millones, según Acuña.

En total se han contabilizado 12 epidemias de cocoliztli y 12 de matlazahuatl que acabaron aproximadamente con el 90% de los habitantes de la zona. El investigador descubrió que ambas enfermedades afectaban principalmente a los indígenas, a pesar de que tanto la población autóctona como los colonizadores españoles convivían en sus actividades cotidianas en los mercados o el trabajo.

La única diferencia encontrada, es que ambos tenían una nutrición diferente. Así también, que ambas epidemias se asociaron con importantes cambios climáticos. Así, el cocoliztli solía producirse 2 años después de periodos de gran sequía, mientras que el matlazahuatl 2 años después de épocas de lluvias.

Estas epidemias, que se extinguieron en el siglo XIX, estuvieron centralizadas principalmente en el altiplano mexicano y guardaban frecuentemente relación con la altitud, de modo que cuanta mayor era, más mortalidad había. Tal y como señaló Acuña, el trabajo de investigación continúa.

sábado, 4 de junio de 2011

Otro hallazgo sobre el canibalismo azteca en Calpulalpan

"EN TECUAQUE, INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA ANALIZA LA RESISTENCIA DE INDÍGENAS EN LA BATALLA DE CONQUISTA"

Calpulalpan, Tlaxcala.-- La zona arqueológica de Tecuaque, que significa ''donde se comieron a la gente", sobresale en la historia por ser uno de los bastiones en la lucha contra la conquista de los españoles al llegar a tierra mexicana, hecho que se ha podido corroborar con las más de 10 mil piezas halladas en el trabajo y estudio arqueológico.

En este contexto el arqueólogo Enrique Martínez, director del sitio ubicado en el estado de Tlaxcala, ofreció un recorrido por el lugar para explicar su historia y dar a conocer los avances más recientes de su investigación.

Comentó que las crónicas y la historia escrita detallan la captura en Tecuaque de más de 500 personas que viajaban en grupo hacia Tenochtitlán, así como el mismo momento en que fueron sometidas a sacrificio por desmembramiento y sujetos a cocción para que su carne fuera ingerida por los guerreros, sacerdotes y señores prehispánicos.

Los restos hallados muestran los huesos de los primeros animales que llegaron a Mesoamérica con los españoles: perros, gallinas, vacas, tortugas, caballos y cerdos que también fueron sacrificados en el lugar, y que son la muestra mejor conservada de este primer contacto, como lo describe Bernal Díaz del Castillo en uno de sus escritos.

Y abunda que las evidencias revelaron la presencia de taínos (indígenas de islas caribeñas), españoles, mulatos, mestizos y de otras regiones de país; además de niños y mujeres embarazadas que también fueron sacrificados; incluyendo el hallazgo de los restos de nonatos.

Así mismo comentó que en el cuarto escalón de la pirámide donde se realizaban los sacrificios, fue hallado un cuchillo y copal; en este lugar se decapitaba y desollaba a la persona capturada para que más tarde sus restos fueran ingeridos y su cráneo expuesto en el zompantli.

"El sacrificio se realizaba en parejas de hombre y mujer, para que los cráneos se expusieran en líneas de cuatro en cuatro hasta completar 16, número dedicado a Quetzalcoatl, debiendo durar 20 días en el zompantli hasta el momento en que se desprendiera la mandíbula, lo que significaba que al momento de ascender el sol, los inmolados se convertían en guerreros".

Los actos rituales eran realizados de distinta manera según las características de las personas, explicó Martínez, ya que eran ofrendados a diferentes dioses.

En este caso, dijo el arqueólogo, Bernardino de Sahagún menciona que en el ritual realizado a Nanahuatzin con relación a los bubosos, la carne ya cocida de los españoles que venían enfermos se les daba de comer a los demás enfermos para que estos se curaran; así, para confirmar lo dicho, los especialistas tuvieron que identificar los restos a partir de análisis químicos y físicos.

"Esperamos que la historia le dé justo valor al sitio, porque ahí fueron defendidas las creencias del mundo prehispánico, por eso sacamos a la luz los resultados, y que las personas se enteren de que sí hubo resistencia y lucha de los antiguos pobladores para evitar la conquista", mencionó Enrique Martínez.

De hecho, dijo, gracias a que los indígenas enterraron la evidencia para que los españoles no se enteraran de lo sucedido, es que se han podido rescatar fragmentos de herramientas, espadas, bridas de caballos, botones, perdigones, clavos y anillos que ratifican la presencia de los españoles, así como objetos de los habitantes del lugar, sean collares, orejeras en obsidiana, máscaras, braceros, figurillas articulables y vasijas fitomorfas en alusión a Mayahuel (importante por ser este un lugar pulquero).

De los objetos rescatados durante el trabajo arqueológico, Martínez expresó que existen más de 10 mil piezas. Y que la zona por sus características y sucesos ha sido incluida en la Lista Indicativa de sitios mexicanos para proponer su candidatura como Patrimonio Mundial, en tanto que Tecoaque conserva hasta la fecha el mayor número de evidencias arqueológicas y físicas del contacto entre los conquistadores europeos y sus aliados indígenas.

La zona arqueológica de Tecuaque posee una extensión de 35 hectáreas, de las que se ha excavado hectárea y media desde que iniciara el proyecto en 1990 hasta 2006. "Los resultados arqueológicos e históricos que aquí se tienen son de primera mano y nos hablan sobre cómo fue la conquista de México", concluyó el arqueólogo Enrique Martínez."

http://www.conaculta.gob.mx/saladeprensa/index.php?indice=6&fecha=2006-08-04

"La antropofagia religiosa formó parte de las ceremonias realizadas en distintos puntos sagrados de lo que es hoy el Estado de Tlaxcala, según el arqueólogo Enrique Martínez, coordinador del equipo científico que trabaja en la zona desde hace más de una década."

"La captura de la caravana fue todo un acontecimiento. De entrada, provocó que la población de Teocaque, que tradicionalmente se dedicaba a recolectar y distribuir pulque (aguardiente del cactus Maguey), se triplicase. Además, forzó a una transformación arquitectónica. Los mexicas y sus aliados de Texcoco pidieron instrucciones a la Gran México-Tenochtitlán. Llegaron entonces varios sacerdotes que ordenaron la creación de un "punto de encuentro entre los hombres y los dioses" en el centro de la población, donde se erigieron tres plazas resguardadas por un muro."

"Los hallazgos incluyen huesos hervidos, lo que ha dado lugar a pensar en el canibalismo. Esta práctica del hervido tenía que ver con la limpieza de los huesos, que para los pueblos antiguos de México eran casi sagrados. Por ello colocaban los cráneos en el zompantli o en sus casas"

"La arqueóloga Ximena Chávez, jefa del Departamento de Resguardo de Bienes del Museo del Templo Mayor, sostiene que el sacrificio humano era un ritual que no se dio únicamente entre los aztecas (mexicas). Esta ceremonia aparece reflejada primero en la cosmovisión mesoamericana, desde épocas muy antiguas, e incluía la decapitación, y tiene auge en Teotihuacán, y más tarde entre los pueblos mexicas, que "no son los inventores", concluye. Ella descarta totalmente que se tratara de una cuestión relacionada con el canibalismo como práctica común e insiste en que se trata de un asunto religioso y que no fue tan masivo como dicen los cronistas españoles, que los exageraron para justificar de alguna manera las matanzas de indígenas."

"Estos últimos párrafos están extraidos de http://www.elpais.es/articulo/revista/agosto/Espanoles/devorados/elpporcul/20060831elpepirdv_5/Tes/"

La página web de http://www.conaculta.gob.mx/saladeprensa/index.php?indice=6&fecha=2006-08-04 ha sido borrada pero quedan los registros en el buscador